El director John Carney no sólo creció en la ciudad de Dublín sino que fue el primer bajista, hasta 1993, de la banda The Frames, también oriunda de allí. De hecho, Carney se hizo conocido en el ambiente del cine independiente gracias a su película ¨Once¨ del 2007, donde no casualmente el escenario son las calles de Dublin. La ciudad que se presta para dar forma a una historia romántica con la música como punto de conexión. Protagonizada por el actual cantante y guitarrista de The Frames, Glen Hansard, y la pianista checa Marketa Irglova, con la que el artista comparte un dúo musical paralelo en la vida real.
Las películas de John Carney logran trasladarnos hacia ese universo de los músicos amateur que exploran su arte con los elementos que tienen a su alcance.
Otra obra musical de Carney es ¨Begin Again¨ del 2013, una pequeña delicia protagonizada por Mark Ruffalo y Keira Knightley. La historia de dos personajes buscando su sitio en la vida tras haber recibido golpes emocionales muy duros, pero convertido en una estructura de musical donde los protagonistas generan tal química en la pantalla que logran que les creamos todo. Nota especial, grata sorpresa la actuación de Adam Levine, líder del grupo Maroon 5
Otra de las particularidades de las cintas de Carney es que reúne a personas que no necesariamente son actores profesionales. En el caso de Sing Street, el director contó que hizo un gran casting buscando niños de toda Irlanda que no fueran actores, que fueran espontáneos y con libertad para la improvisación.
Sing Street (2016) cierra perfectamente para mí la trilogía. Es nostálgica y funciona como un buceo emocional de la adolescencia ochentera, los primeros amores, el bulling, y la lucha por subsistir. Lo que significaba ser un adolescente quizá como lo fuimos nosotros de alguna manera. La historia del muchacho que decide fundar una banda de rock para impresionar a la chica que le gusta. Una musicalización fenomenal que incluye clásicos de los 80 de A-ha, Duran Duran, The Cure y The Jam.
Conor “Cosmo” Lalor (Ferdia Walsh-Peelo) vive en la ciudad de Dublín de mediados de los ochenta precisamente año 1985. Introvertido con problemas con los padres Robert Lalor (Aidan Gillen) y Penny Lalor (Maria Doyle Kennedy), aunque siempre mantiene un gran respeto por su hermano mayor, Brendan (Jack Reynor).
La vida de Cosmo transitaba sin problemas en un colegio de niños ricos, pero la crisis económica, lleva a sus padres a enviarlo a la escuela pública de Syng Street CBS dirigida por un rector de no muy buenos modales, Br. Baxter (Don Wycherley), además de enfrentarse a los típicios bravucones, y como intención final, formar una banda para conquistar a la bella Raphina (Lucy Boynton), la muchacha más linda y con más onda de la escuela. La película transcurre entre la pasión de Cosmo y la banda para componer las canciones y la realización de los videos musicales tan de moda. En un contexto de rebeldía, el cuestionamiento a la autoridad y el amor que muere y florece.
Es una gran película, sin ser algo que quizá perdure en la memoria pero como cierre de la trilogía de Carney es absolutamente perfecta. Hay un mensaje que está muy claro en todas ellas y es la música como vínculo abrazador de las relaciones entre personas.
Sing Street es fábula de la mayoría de edad en una época donde los jóvenes irlandeses huían hacia Londres en busca de una mejor condición social. Pero podría haber sido en cualquier lugar del mundo. Es una comedia imperdible, hay amor, drama, conciencia social y por sobre todo música que une cada momento del film con una exquisitez absoluta.
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