La escena transcurriรณ en “La Ves?”, el ciclo de Jonatan Viale en la seรฑal de noticias TN del Grupo Clarรญn. Un programa donde la realidad se estira, se comprime y, sobretodo, se acomoda a las necesidades del guiรณn.
Pero la mente a veces juega malas pasadas, y lo que se intenta disfrazar con eufemismos escapa en forma de fallido.
Es lo que le ocurriรณ al propio conductor cuando, al referirse a los hechos de violencia en la marcha de jubilados frente al Congreso, dijo con total naturalidad
—Dame el momento en que Ios policรญas… en realidad, donde gente, no se sabe quiรฉn, dan vuelta…
Un silencio incรณmodo. Una pausa en la que el inconsciente se quedรณ desnudo. Un pestaรฑeo en el que todos los presentes se miraron como diciendo ‘ups, lo dijiste en voz alta’.
Viale intentรณ recomponerse de inmediato:
—Mirรก quรฉ interesante el fallido que tuve…porque dije “Ios policรญas”.
La pregunta que flotรณ en el aire, aunque nadie la formulรณ, fue: ยฟPor quรฉ justamente ese fallido?… Bueno, porque como dirรญa Freud, los fallidos revelan verdades que el discurso consciente intenta ocultar.
Porque la versiรณn oficial repite hasta el hartazgo que fueron “barras bravas”, pero la imagen de un patrullero (casualmente abandonado y abierto en medio de la manifestaciรณn, sin efectivos que lo custodien), invitando a que algo pase, hizo que muchas cejas se arquearan.
Y el propio Viale, en su afรกn de criticar a los manifestantes, terminรณ dรกndole crรฉdito a esa sospecha que, cada vez que Patricia Bullrich participa de un gobierno, se seรฑala como una verdad tรกcita: que en este tipo de episodios, los infiltrados no son una leyenda urbana, sino una realidad tan vieja como las protestas mismas.
La inocencia (o complicidad?) del gobernador de Chubut
Pero la escena no terminรณ ahรญ. Luego llegรณ el turno del
gobernador de Chubut, Ignacio “Nacho” Torres, quien, con
una mezcla de indignaciรณn estudiada y desconcierto
genuino, exclamรณ:
–Flaco, prendiste fuego un patrullero, estรก tu cara, tenรฉs que estar preso.
Torres parecรญa no haber escuchado el fallido de Viale.
pero sรญ lo habรญa escuchado y prefiriรณ mirar para otro lado. Se aferrรณ con uรฑas y dientes al libreto oficial, el mismo que
reduce cualquier protesta a un “plan organizado de la
militancia” para desestabilizar al gobierno.
-ยฟHay barras bravas o no hay barras bravas? –insistiรณ,
como si repetir la pregunta varias veces la convirtiera en
una verdad absoluta.
Lo curioso es que, pese a que en los videos se ven
claramente los rostros de quienes participaron en los
disturbios del mentado patrullero, ninguno de ellos estaba entre los detenidos.
Es decir, la policรญa detuvo al voleo, en una suerte de cacerรญa urbana, donde importaba mรกs llenar camiones celulares que encontrar responsables reales. Aun asรญ, Torres seguรญa reclamando, con cara de asombro teatral, por quรฉ los culpables no estaban presos. Un misterio insondable para รฉl, pese a que minutos antes su propio anfitriรณn habรญa dejado escapar la respuesta sin querer.
Cuando la realidad se filtra por accidente
El verdadero problema de lo ocurrido en TN no fue el fallido de Viale, sino la necesidad de enmascarar los hechos con una narrativa que nunca termina de cerrar.
En su lรณgica, las manifestaciones siempre tienen una รบnica versiรณn: los buenos son los policรญas, los malos son los manifestantes, y si algo se incendia, siempre hay un “barra”, un “zurdo”, o un “kirchnerista” detrรกs.
Pero la torpeza del relato hizo que la versiรณn oficial se resquebrajara en vivo y en directo. Porque una cosa es repetir consignas, y otra muy distinta es sostenerlas cuando tu propia boca te traiciona.
Y ahรญ quedรณ Viale, intentando barrer debajo de la alfombra su sinceridad involuntaria, mientras Torres, con cara de circunstancia, seguรญa preguntรกndose “por quรฉ carajos” no estรกn presos los que incendiaron el patrullero.
Tal vez porque algunos misterios son mรกs fรกciles de resolver de lo que parecen. Solo hay que prestar atenciรณn a los fallidos.