El artículo publicado en el portal web de la señal de noticias TN del Grupo Clarín sobre la caída en el consumo de sidras, champagnes y espumantes durante las fiestas de fin de año combina datos duros, entrevistas con referentes del sector y un análisis detallado del contexto económico.
Sin embargo, el modo en que la información es titulada y enmarcada evidencia una clara manipulación para “minimizar” la gravedad de la situación económica y presentarla como un “cambio voluntario” en los hábitos de los argentinos.
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El contexto: cifras que no mienten
El informe detalla caídas de más del 50% en las ventas de espumantes en algunas bodegas y un desplome del 34,7% en las ventas de sidras respecto al año anterior. Estas cifras, corroboradas por fuentes como la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM) y referentes de bodegas como Chandon y Salentein, reflejan un panorama preocupante. A esto se suma un dato del INDEC que muestra una baja acumulada del 12,3% en las ventas en supermercados durante los primeros diez meses de 2024, con una caída interanual del 17,8% en octubre.
Estas cifras dan cuenta de un consumo restringido, donde los bolsillos flacos de los argentinos no pueden sostener la tradición de los brindis con espumantes y sidras, optando por bebidas más económicas o directamente reutilizando las de la cena, como explicó en ese propio artículo Armando Eugenio Farina, vicepresidente de CADAM: “La gente brinda con lo que tiene el vaso, así sea agua, coca o Fernet”.
La distorsión: de la crisis económica al “cambio de hábitos”
A pesar de la contundencia de los datos, el artículo titula: “Cayó la venta de sidras y espumantes: cambiaron los hábitos de los argentinos a la hora del brindis”. Esta afirmación, reforzada en la bajada, busca atribuir la disminución del consumo a una “elección voluntaria” de los argentinos, dejando en un segundo plano las causas reales: la recesión económica y la brutal pérdida del poder adquisitivo.
El título y la bajada, principales elementos que capturan la atención del lector casual, sugieren que las familias optaron por un consumo más austero o incluso ‘innovador’ por voluntad propia, omitiendo en primera instancia las restricciones presupuestarias que condicionaron esta decisión.
Solo al adentrarse en el cuerpo del texto del artículo de TN, el lector puede encontrar explicaciones como la de Lionel Scigliano, gerente de Bodega Chañarmuyo, quien detalla: “Las familias enfrentan restricciones presupuestarias que afectan las decisiones de compra, especialmente en categorías consideradas de consumo ocasional o festivo”.
Una narrativa conveniente de TN
La construcción narrativa del artículo diluye la conexión directa entre la crisis económica y la caída en el consumo.
Si bien incluye declaraciones que explican la retracción de las ventas como resultado del contexto económico, también incorpora opiniones que sugieren un “cambio de modelo” en el consumo de espumantes. Sebastián Juliá, de Bodega Bressia, menciona: “El espumante se está empezando a usar más a lo largo del año. Antes tenía un boom enorme a fin de año y hoy se consume más estable durante el año”.
Este tipo de afirmaciones, aunque válidas, son seleccionadas estratégicamente para suavizar el impacto del problema económico en el lector y fomentar la percepción de que el descenso en las ventas responde a tendencias de consumo más modernas y diversificadas.
El peligro de la “desinformación sutil”
Este artículo de TN es un ejemplo claro de cómo un excelente trabajo periodístico puede ser utilizado para construir un relato más “conveniente”, ocultando verdades incómodas bajo títulos y enfoques engañosos. Si bien el cuerpo del texto es exhaustivo y aborda las causas reales de la caída en el consumo de espumantes, el título, la bajada y los recursos visuales priorizan una versión edulcorada de la realidad.
La manipulación no siempre se manifiesta en información falsa; a veces, se encuentra en lo que se elige destacar y lo que se decide ocultar. En este caso, la decisión de presentar una crisis económica como un cambio de hábitos voluntario refleja la influencia que los intereses económicos y políticos tienen sobre los medios de comunicación.
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