En octubre de 2017, durante su furiosa y breve reaparición en los medios de comunicación masivos, la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner enunció una frase que le mereció un tendal de críticas, especialmente puertas adentro de su espacio.
“No pongo las manos en el fuego por nadie. Solo por mis hijos y por mí, pero por nadie más”, dijo, ante una consulta respecto de la situación del exministro de Planificación Federal, Julio De Vido, que por entonces enfrentaba las audiencias del juicio por la tragedia de Once.
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Esa “lavada de manos” de la expresidenta, que nunca visitó a De Vido en la cárcel, le valió una fuerte crítica de sus subalternos dentro del kirchnerismo. Hoy mismo, Guillermo Moreno, quien fue Secretario de Comercio de la Nación durante su gestión, recordó que se lo reprochó cara a cara.
Hoy, transcurridas dos horas de la condena a quien fuera su compañero de fórmula en 2011, Amado Boudou, Cristina guardó silencio. Pero fueron otros quienes pusieron la cara por el ex vicepresidente. Desde las redes sociales, los kirchneristas “de paladar negro”, como Luis D’Elía, Aníbal Fernández, Andrés Larroque o Mayra Mendoza se expresaron.
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