Una postal que parecía inocente terminó en escándalo judicial. Un hombre de Bragado, que un día salió al patio de su casa sin ropa y sin imaginar que estaba siendo espiado por la cámara de Google Street View, acaba de ganar un juicio contra el gigante tecnológico. El motivo: su trasero terminó recorriendo más pantallas que un meme.
La imagen, captada por el famosísimo sistema de mapeo de Google, mostraba el frente de su casa… pero con un pequeño detalle: el ángulo del satélite permitía ver hasta el patio, donde el vecino disfrutaba de un momento sin ropa y sin vergüenza, totalmente de espaldas.
LOS BRAGADENSES LO CONOCIERON IGUAL
Aunque la plataforma había aplicado el clásico filtro borroso, el hombre fue rápidamente reconocido por sus vecinos. Y las cargadas no tardaron en llegar.
Primero fueron chistes, después burlas en redes, y más tarde la foto dio el salto a programas de televisión. Todo esto generó un verdadero calvario para el damnificado, que además formaba parte de una fuerza de seguridad y vio cómo la imagen afectaba su reputación. Según su abogado, la viralización “alteró profundamente su vida personal y profesional”.
La Justicia decidió que el daño era real y condenó a Google a pagarle una indemnización de 3 millones de pesos… pero como la causa empezó en 2017 y los intereses no perdonan, el monto ya trepó a unos 16 millones. Nada mal por un descuido nudista.
En su fallo, la sala H de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil dejó en claro que “el caso presenta una marcada fricción entre el derecho a la libertad de información y los derechos a la imagen y a la intimidad”. En criollo: una cosa es mapear el mundo, y otra muy distinta, mandarle la cola de alguien al planeta entero.
LA CÁMARA (NO DE FOTOS) LE DIO LA RAZÓN
En primera instancia, un juez había desestimado la demanda al considerar que Google no tenía responsabilidad directa. Pero los camaristas no pensaron igual. “La imagen se viralizó y provocó burlas que dañaron su intimidad y dignidad”, afirmaron en la sentencia, y le dieron la razón al vecino que, desde ese episodio, se volvió un poco más fanático del techo alto y las cortinas opacas.
La demanda también apuntaba a los canales de televisión que difundieron la imagen, aunque esa parte sigue en discusión. Lo que está claro es que Google, esta vez, no pudo escaparle a la justicia argentina.
Moraleja de la historia: como dirían en España, en Bragado mejor andar siempre con las bragas puestas.