El episodio que posibilitó el regreso de estas tortugas al océano, su hábitat natural, tuvo lugar en San Clemente del Tuyú, gracias al trabajo de la Fundación Mundo Marino.
Se trata de ejemplares de tortugas cabezonas (Caretta Caretta) y verde (Chelonia Mydas): fueron seis las tortugas marinas que en diciembre se rescataron debido a un preocupante estado de vulnerabilidad. Las encontró un pescador local, quien advirtió del preocupante estado de las mismas.
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A cargo del equipo de la Fundación Mundo Marino, las tortugas fueron revisadas y supervisadas mediante los estudios correspondientes: lo realmente preocupante ha sido que tres de ellas expulsaron plástico durante el proceso de rehabilitación. De hecho, una de ellas fue noticia a mediados de diciembre del 2021 por haber expulsado 10 tipos de plásticos distintos: llegó a eliminar un total de 22 gramos de basura.
A los reptiles se les tomó muestras de sangre tanto al ingreso como antes de otorgarles el alta médica veterinaria. En la mayoría de los casos, además se les realizaron placas radiográficas para corroborar que no tengan cuerpos extraños en su tracto digestivo. En el caso de una de las tortugas verdes se observó a través de una radiografía un patrón pulmonar compatible con una neumonía pero que pudo ser superada durante el proceso de rehabilitación.
“La importancia de que eliminen el plástico tiene que ver con evitar tanto una obstrucción como una perforación intestinal. Además, en el caso de las obstrucciones, estos reptiles al no poder evacuar bien, se les genera una acumulación de gas en el tracto digestivo que no les permite ni sumergirse ni bucear correctamente. Frente a ese escenario, tienen dificultades tanto para alimentarse como emigrar hacia aguas más cálidas”, explicó Juan Pablo Loureiro, médico veterinario y director técnico de la Fundación Mundo Marino.
Tras recibir el alta veterinaria, el pasado miércoles 12 de enero voluntarios de la Fundación trasladaron a los ejemplares a la costa marina de San Clemente del Tuyú para que emprendieran la vuelta a su casa.
Por su parte, las tortugas cabezonas se encuentran en estado vulnerable y su origen data de las playas del nordeste de Brasil; tienen cinco escudos costales en su caparazón, pico ancho y se alimentan de almejas, ostras, cangrejos, medusas y varios peces. En cuanto a las tortugas verdes, las mismas provienen del Reino Unido, más precisamente de la Isla Volcánica de Ascensión aunque algunos grupos viajan desde Surinam, Venezuela y Brasil. Son herbívoros y se alimentan en su mayoría de algas y pastos marinos se encuentran en peligro de extinción.
Mundo Marino es el oceanario más grande de Argentina. Está ubicado en la ciudad de San Clemente del Tuyú, Partido de La Costa, Provincia de Buenos Aires. Ofrece 40 hectáreas de parque para recorrer con distintas atracciones y presentaciones educativas. Mientras sus propuestas recreativas llegan a ser cuestionadas, tal como ha ocurrido en diferentes zoológicos del mundo y sitios donde se conservan ejemplares en cautiverio, la firma se jacta de una responsabilidad medioambiental que le ocupa de la mano de la Fundación Mundo Marino.
Desde el año 1987 la Fundación Mundo Marino atiende aves y mamíferos marinos enfermos, empetrolados o varados. Según indican desde su sitio web, la creación de la Fundación fue “motivada fundamentalmente por los diversos impactos ambientales que vienen presentándose en la costa Bonaerense desde hace décadas y que repercuten, directa o indirectamente, sobre la fauna silvestre”. Cabe destacar que, tal como ha ocurrido con las tortugas, los ejemplares que son recuperados y rehabilitados por el grupo son luego devueltos al mar.
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