Un dato reciente difundido por Unicef Argentina generó sorpresa y controversia: “Casi 1,7 millones de chicos han salido de la pobreza”, aseguró el representante del organismo en el país, Rafael Ramírez Mesec, quien calificó este fenómeno como “digno de destacar” y “muy llamativo, en un momento de ajuste” por parte del Gobierno nacional. Pero, ¿qué implica exactamente esta cifra y cómo se la debe interpretar en el contexto económico actual?
El exministro de Desarrollo Social y actual diputado nacional, Daniel Arroyo, aportó una mirada técnica y política para entender mejor el alcance del dato. Consultado por este medio, explicó que el 2023 estuvo marcado por una fuerte inestabilidad: “El año pasado se dividió claramente en dos, una gran suba de la pobreza el primer semestre y una baja importante en el segundo semestre. Eso tiene que ver con los vaivenes que tiene la inflación”, sostuvo en diálogo con INFOCIELO, en referencia al impacto de la devaluación de diciembre y la posterior desaceleración inflacionaria.
Desde esta perspectiva, Arroyo consideró que el dato es estadísticamente correcto, pero no alcanza para reflejar la profundidad de la crisis actual: “El efecto estadístico está bien medido, es así como mide el INDEC. Pero lo concreto es que la situación está muy crítica. Más allá de que haya bajado la inflación, estamos ante un problema serio de personas que no llegan, del endeudamiento de las familias, que para mí es el tema central que va a generar el conflicto social en el tiempo que viene en Argentina”.
Según Arroyo, la pobreza infantil en Argentina se mide únicamente por ingresos, lo que deja fuera otros factores estructurales. “Hay tres tipos de medición de pobreza en el mundo. Argentina mide ingresos. Decimos: para no ser pobre una familia necesita tanto dinero. Si estás arriba, no sos pobre; si estás abajo, sí lo sos. Pero no se considera la infraestructura, la calidad educativa ni el acceso real a salud o servicios”, puntualizó.
Más allá del dato: la política social y sus límites
El representante de Unicef había destacado como políticas positivas el aumento de la AUH y de la Tarjeta Alimentar, una mirada que también compartió Arroyo: “El Gobierno hizo dos cosas en materia social: aumentó la AUH y la Tarjeta Alimentar. Yo creé la Tarjeta y estoy contento que la hayan continuado. Pero hizo esas dos políticas y ninguna más”.
En ese punto, fue contundente al señalar lo que considera una retirada del Estado del acompañamiento social cotidiano: “No apoyó comedores comunitarios, ni medicamentos oncológicos, ni a personas con discapacidad, ni infraestructura básica. Le tiró la atención de la vida cotidiana a provincias y municipios. Hay una ‘municipalización’ de la crisis”.
La provincia resiste: alimentación, economía social y presencia estatal en un contexto de ajuste
Desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires, la lectura sobre el contexto social actual se distancia de los optimismos planteados por Unicef. Florencia Villar, socióloga y directora provincial de Economía Social en el Ministerio de Desarrollo bonaerense, fue categórica al poner en duda la veracidad de las cifras sobre el descenso de la pobreza infantil en el país. “En nuestro país la pobreza de niñez, sobre todo, se mide por ingreso. Y la única forma que la miden ahora es en la AUH. Pero hay un montón de cosas que no se están midiendo, como los alquileres o los recortes en alimentos y medicamentos”, explicó al ser consultada por INFOCIELO. Y agregó: “Yo no creo que se hayan salido tantos chicos de la pobreza”.
Villar también cuestionó la metodología: “El alquiler no se mide ahí, se mide solo el ingreso. Y con la inflación que tenemos, la gente no está pudiendo pagar alquileres que representan el 50% de su sueldo”. Para la funcionaria, la desconexión entre los números oficiales y la realidad cotidiana es evidente: “Nosotros tenemos datos oficiales del INDEC: hay 4 millones de personas que no tienen un trabajo digno, ni siquiera informal”.
La situación en el territorio provincial, asegura, no coincide con el relato nacional. “La provincia está haciendo un esfuerzo inconmensurable. No recibimos nada desde Nación. Sin embargo, tenemos dos programas centrales para la alimentación de niños: el SAE, que alcanza a 2.400.000 chicos en más de 11.000 establecimientos educativos, y el MESA, que brinda cajas alimentarias mensuales a otros 2 millones. En total, invertimos 80 millones de pesos mensuales en alimentos para más de 2.500.000 chicos y chicas bonaerenses”, detalló Villar.
Más allá de la asistencia alimentaria, la provincia también apunta al sostenimiento de la economía popular. “Hoy, el 50% de la economía es informal. Desde la Dirección organizamos una expo de economía social el sábado 7 de junio en San Martín, donde más de 100 emprendedores van a estar vendiendo sus productos. La demanda no para de crecer. La gente pide más Estado, no menos”, enfatizó.
Para Villar, las necesidades en los barrios se incrementan semana a semana. “Antes mandábamos micros al Mercado Central hasta la tercera semana del mes. Ahora, en la segunda semana ya no llegan. La gente no tiene plata”, describió con crudeza. La referencia al ajuste del gobierno nacional no tardó en llegar: “Sepamos que en este país este presidente muerto tiene bajo la pobreza a la mitad del país”, dijo, en alusión al presidente Javier Milei. “Nosotros caminamos el territorio, dos o tres veces por semana estamos en un distrito. El gobernador recorrió cinco veces la provincia. Les puedo asegurar que la cosa no está bien”.
Los datos acompañan su mirada. En el primer trimestre de 2024, la pobreza en Argentina subió al 54,8%, alcanzando a 25,8 millones de personas. En el segundo trimestre, si bien bajó levemente, se ubicó en el 51%: aún 24 millones de argentinos se encuentran bajo la línea de pobreza.