El Capitán Escarlata, Joe 90, Supercar… para quienes crecieron con esas joyitas animadas de los años 60, producidas con la técnica Supermarionation, el revival argentino tiene una carga doble: nostalgia y crítica. Desde el sitio de Instagram “hay.algo.ai”, una cuenta que cruza inteligencia artificial con lectura política aguda, surgió una serie de clips que transforma la tensa y delirante actualidad libertaria argentina en una miniserie de muñecos de acción vintage.
Lo que en apariencia es una genialidad estética, en realidad es una radiografía afilada del momento político nacional.
Política hecha stop motion
La estructura de los videos es precisa. Se mezclan diálogos reales —recortados de streamings, conferencias de prensa y declaraciones públicas— con visuales animadas en estilo retro-futurista, fiel al legado británico.
El resultado es hipnótico: ver al presidente Javier Milei, con la rigidez de un muñeco articulado, anunciar en tono malicioso: “Le veto los aumentos a los jubilados. ¡Y a los discapacitados también!”, mientras su hermana Karina, caracterizada como enfermera de laboratorio soviético, le acerca una bandeja con una caja de Rivotril. Todo acompañado por un audio (del streaming de Neura) que refuerza lo performático, lo actoral, lo paródico del personaje Milei.
“Apuesto 100.000 a 1 que todos saben lo que voy a hacer. Así que… ¿Saben qué?… Vamos a vetar. Y si aún se diera la circunstancia, que no creo, pero se diera que el veto se cae, lo vamos a judicializar“.
Adorni y su danza verbal
Luego entra en escena el vocero presidencial. En una secuencia delirante, con el tono monocorde que lo caracteriza en la vida real, explica en una conferencia oficial: “Pensar que uno puede salir de Estados Unidos con un montón de valijas sin que nadie pregunte nada, infiere dos alternativas, o que sos un imbécil o que efectivamente estás operando o tenés malicia. Y entiendo que los que hicieron esas afirmaciones, imbéciles no son”. Mientras tanto, el muñeco de Adorni se balancea apenas, como si ni siquiera él pudiera creer lo que dice.
El momento más grotesco lo protagoniza Lilia Lemoine, explicando cómo vencer el hambre emocional: “Tenés que reconocer si es hambre real o hambre emocional… el Taki nos puede ayudar.En ese momento que tenés ganas de picotear, vas a hacer el punto karate. Esta frase es recordatoria. Este hambre que siento no es real, es un hambre emocional, te dejo alimentarme de más“.
Bullrich submarina y científica
Pero el punto más brillante del corto llega en una escena submarina: la ministra Patricia Bullrich, en traje de baño, toma una copa de vino en el lecho marino, mientras se escucha la voz de una científica del Conicet diciendo: “Esta es una esponja hermosa, una estructura que absorbe y que no tiene poros visibles… pero sí capacidad de retener líquidos”.
La ironía es de precisión quirúrgica: la descripción real de un ser marino se superpone perfectamente al mito digital de la ministra con la copa siempre en mano.
En otro momento, se ve nuevamente a Milei con un muñeco en la falda —como efectivamente hizo en la vida real— y se lo escucha repetir su catecismo: “El liberalismo es el respeto y el respeto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad”.
La escena, sin agregar una sola palabra ficticia, se transforma en sátira pura gracias al montaje visual.
El clip cierra con un debate televisado entre Esteban Trebucq y Ari Lijalad, ambos como muñecos de cartón con voz real.
El operador libertario dice: “Que muchos los agoreros de turno se confundieron y no pidieron disculpas“. Mientras el periodista le responde: “Mira si vamos a tener que pedir disculpas por contar que tienen pisadas las paritarias, que los salarios hace un año que están abajo de inflación, que solamente algunos salarios recuperaron dentro del sector privado registrado, que el dólar barato es un negocio“, todo con un fondo de teclados sci-fi, y cámaras que giran dramáticamente como en una serie de los 60.
Finalmente, una breve aparición de Milei y su hermana, parodiados como en el momento de la Kisscam del recital de Coldplay, sin ningún agregado más.
La genialidad de @HAY.ALGO.AI no reside solo en la capacidad técnica para recrear rostros y movimientos. Es su mirada. Usa un formato inocente, casi infantil, para señalar lo más turbio del presente.
Como un espejo de parque de diversiones que deforma pero también revela. En esta realidad donde el streaming del Conicet y el veto al bono jubilatorio pueden convivir en la misma línea de tiempo, justamente era cuestión de tiempo para que la realidad empezara a parecerse a una serie de marionetas animadas. O viceversa.