Las vacaciones de invierno 2025 dejaron en la provincia de Buenos Aires una postal atípica: mientras Mar del Plata no logró superar el 60% de ocupación ni en los fines de semana más fuertes, las sierras, las lagunas y el turismo rural ganaron terreno como destinos preferidos. La caída en el poder adquisitivo, la búsqueda de opciones más económicas y la decisión de último momento fueron factores determinantes en esta reconfiguración del mapa turístico bonaerense.
Según el informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la temporada invernal en la provincia fue “moderada”, con niveles de ocupación por debajo de los del año pasado en la mayoría de las ciudades. La costa atlántica, históricamente hegemónica en la temporada de invierno, sintió el impacto de un contexto económico adverso, menos turistas internacionales y un clima más frío y lluvioso de lo habitual.
Mar del Plata no logró repuntar
La “Feliz” arrancó las vacaciones con apenas un 30% de ocupación, alcanzando picos del 60% en los fines de semana, pero sin llegar a colmar sus expectativas. Localidades como Pinamar, Villa Gesell y Necochea mostraron un panorama similar, con un flujo turístico contenido y predominancia de familias que optaron por viajes cortos y estadías reducidas.
A diferencia de otros años, el turista de mayor poder adquisitivo prefirió salir al exterior, mientras que quienes eligieron quedarse en la Argentina buscaron promociones, ofertas de último momento y destinos de cercanía para abaratar costos.
Frente a este escenario, el interior bonaerense capitalizó la tendencia a las escapadas cortas. Tandil, Sierra de la Ventana y San Antonio de Areco se posicionaron como los grandes ganadores de la temporada, con niveles de ocupación que, sin ser extraordinarios, se mantuvieron dentro de lo esperado.
La propuesta de tranquilidad, naturaleza y precios más bajos fue decisiva. Las cabañas, los hospedajes rurales y las actividades al aire libre, como las caminatas y los circuitos gastronómicos, tuvieron una alta demanda, impulsadas por un perfil de turista que priorizó el ahorro y la flexibilidad.
Un caso destacado fue Chascomús, que se consolidó como una opción ideal para mini escapadas desde el AMBA. Con una ocupación hotelera promedio del 49%, una estadía media de 3 días y 2 noches, y un gasto diario de $103.000 por visitante, la ciudad lagunera mostró un rendimiento superior al de varios destinos tradicionales de la costa.
Las escapadas de fin de semana, la fórmula de un invierno austero
La modalidad de “escapada corta” se convirtió en la estrella de la temporada. Con reservas que se concretaban a último momento y paquetes armados sobre la marcha, los viajes de 2 o 3 días dominaron el paisaje turístico bonaerense.
El informe de CAME destaca que las promociones y descuentos de último momento jugaron un rol clave, al igual que la cercanía geográfica de los destinos elegidos. Para muchas familias, recorrer unos pocos kilómetros en auto y disfrutar de un entorno natural fue la alternativa más accesible frente a la imposibilidad de planificar vacaciones largas o viajar a destinos más costosos.
La oferta cultural gratuita, un plus que hizo la diferencia
Otro factor que favoreció a los destinos del interior bonaerense fue la multiplicación de actividades culturales gratuitas. Ferias locales, museos, funciones teatrales y festivales gastronómicos al aire libre se transformaron en las propuestas más elegidas por los visitantes para complementar sus estadías sin ampliar demasiado el presupuesto.
Mientras Mar del Plata no logró atraer grandes eventos de impacto nacional durante estas vacaciones, localidades como Tandil y San Antonio de Areco apostaron a fortalecer su agenda cultural de cercanía, lo que les permitió sostener un flujo turístico estable durante todo el mes.