La grieta entre halcones y palomas, dentro del PRO, se ensancha y se profundiza a medida que el calendario avanza hacia las elecciones de este año. Hoy, Patricia Bullrich, presidenta del partido, volvió a “apurar” a María Eugenia Vidal para que defina si será candidata a diputada por la Provincia de Buenos Aires.
“Un año de debate para saber si va a ser candidata en la provincia o no, no le hace bien a Juntos por el Cambio”, respondió, entrevistada al aire de “Pasaron cosas” en Radio con vos. “Ella tendrá su decisión individual, pero no podemos estar un año debatiendo si alguien va a ser o no candidato”, insistió.
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No es la primera vez que Bullrich apura a Vidal, quien sigue sin definir su futuro político. Hasta el momento, la exgobernadora ha dicho que no se sacrificará por el espacio. Hacia ahí apunta la “autocrítica” que plasmó en su libro y que repitió en varias entrevistas periodísticas.
El plazo para definir las candidaturas estaba próximo -dentro de tres semanas- pero el corrimiento de las PASO movió todo el calendario. Ahora las inscripciones se pueden demorar hasta finales de julio.
Mientras tanto, Vidal se mueve. Ayer se reunió con dirigentes de “La Territorial”, los “sin tierra” del PRO. Alex Campbell, miembro del armado, salió a bajar la ansiedad: “nuestro trabajo como agrupación va mucho más allá de un cierre de listas”, dijo, y agregó que “la reunión de hoy con María Eugenia y Horacio tiene que ver con el trabajo a largo plazo, no solamente provincial sino también nacional”.
EL PROBLEMA DEL PRO ES EL PROBLEMA DE TODOS
El problema para el PRO es doble y arrastra, o complica, a sus socios políticos. Por un lado, necesita una candidata o candidato, una figura fuerte para encabezar e imponer condiciones dentro Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires, ya que tanto los radicales como la Coalición Cívica mencionan posibles candidatos para ocupar ese lugar.
Dentro del radicalismo, que acaba de salir de una interna feroz entre Maxi Abad y Gustavo Posse -que coronó al primero pero no ordenó nada-, hay quienes plantean la necesidad encabezar con un nombre propio la legislativa de 2021. Ese nombre era el de Facundo Manes, pero, como María Eugenia Vidal, tampoco ha dado señales de querer competir en este turno.
“Manes dice que no, a pesar de que desde el Comité Provincia le insistimos con que tiene que involucrarse”, comentan desde la UCR, que ya le empieza a prender velas a la exgobernadora.
En la Coalición Cívica se blande el nombre de Elisa Carrió, que ya fue candidata por Chaco y por la Ciudad, y desde hace años se radicó en la Provincia y amaga con transformarse en candidata bonaerense.
“Después de Vidal, es la dirigente que más mide en la Provincia. No lo pensamos en términos de disputa interna, la Coalición Cívica no discute espacios”, aseguran los lilitos, que no descartan que el lanzamiento se produzca dentro de las próximas 72 horas.
Hoy apuestan a darle “solidez y coherencia” a la alianza. ¿Qué significa eso? Que rechazan la idea de parte del PRO de incorporar a más sectores del peronismo. “Los que traen esa idea sólo quieren resolver la disputa que hay en el PRO, pero terminan debilitando a Juntos por el Cambio”, señalan en la CC, donde todavía mastican bronca por el éxodo de dirigentes peronistas y filoperonistas que se acercaron al Frente de Todos desde octubre de 2019.
Los tres espacios admiten que la única posibilidad de que sus aspiraciones no lleven a Juntos por el Cambio a una interna es que María Eugenia Vidal sea la candidata, como “factor ordenador”. ¿Dónde coloca eso a Jorge Macri y a Diego Santilli, otros dos nombres del espacio que manifiestan la voluntad de ser? Complicado.
La tropa del intendente de Vicente López muestra entusiasmo respecto de la idea de que el primo del expresidente de un paso al frente y salga a cruzar a Santilli. El “Colorado” sigue el manual de instalación de candidatos que patentó María Eugenia Vidal y consolidaría la “invasión” porteña que lleva más de 15 años.
Hoy fue duro respecto de las intenciones electorales del Vicejefe de Gobierno porteño: dijo que su candidatura “es un capricho de Larreta”. “Si yo dijera que quiero ser candidato en la Ciudad de Buenos Aires ¿Qué dirían ustedes?”, reflexionó. Él mismo respondió la pregunta: “enviar candidatos desde la ciudad a la provincia, está bien; pero a la inversa está mal”.
LOS DÍSCOLOS Y LA AVENIDA DEL MEDIO
Hay un grupo de dirigentes “díscolos” de la conducción del PRO que construyen una alternativa. Lo encabeza Emilio Monzó y lo sigue a prudente distancia Joaquín De la Torre. Como los jugadores de fútbol, el exintendente de San Miguel se considera en “libertad de acción” y ya no guarda lealtad a María Eugenia Vidal.
Como no podía ser de otra manera, juega a dos puntas. Por un lado, le pone unas fichas a Monzó, por el otro, conversa con Florencio Randazzo, que quiere repavimentar la avenida del medio que abrió Sergio Massa en 2013, lejos del kirchnerismo.
Hay más dirigentes sueltos: como se dijo, la interna de la UCR no se resolvió en buenos términos y Gustavo Posse no parece dispuesto a dejarse conducir por Maximiliano Abad. El intendente de San Isidro ya es aliado -dentro de la legislatura- de un grupo de dirigentes que se alinean con Emilio Monzó.
Ese grupo ve con buenos ojos ir a una interna dentro de Juntos por el Cambio y asegura que la única distancia real que no están dispuestos a achicar es respecto de “los extremos”.
EL FUTURO BONAERENSE, OTRA VEZ EN MANOS PORTEÑAS
La segunda parte del problema del PRO es la Capital Federal. Horacio Rodríguez Larreta quiere ser presidente y no puede bajo ninguna circunstancia reelegir como Jefe de Gobierno. Tampoco tiene instalado un sucesor natural. Además, tiene la impresión de que María Eugenia Vidal sería la candidata ideal para continuar con su legado político.
Un legado que Patricia Bullrich amenaza por derecha. ¿Quién le puede disputar a la presidenta del PRO la cabeza de la lista de Diputados nacionales por la Ciudad, si es que va a fondo para conseguirlo? Pocos, muy pocos. María Eugenia Vidal entre ellos.
“No somos socios: somos lo mismo”, le dicen Vidal y Larreta a todos los que preguntan. Pero María Eugenia y Horacio quieren el mismo premio: la presidencia de la Nación. Ahí está el dilema: si “Mariu” es candidata en Capital y gana, se fortalece y se convierte en una competidora interna para el sillón de Rivadavia, donde, hasta ahora, se puede sentar sólo una persona por vez.
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