La ciudad de Bahía Blanca comienza a transitar el complejo camino de la reconstrucción tras el trágico temporal que la azotó el viernes por la madrugada, dejando un saldo de al menos diez muertos, más de 1.300 evacuados y daños millonarios en infraestructura. Mientras el agua comienzan a descender y se remueven los escombros, el gobierno nacional, la provincia de Buenos Aires y el municipio trabajan en conjunto para mitigar las consecuencias de la catástrofe.
Una tragedia sin precedentes
El desastre meteorológico fue histórico: en apenas cinco horas cayeron más de 300 milímetros de agua, el equivalente al triple de la precipitación esperada para todo el mes de marzo. Este fenómeno extremo dejó calles convertidas en ríos, vehículos arrastrados por la corriente y barrios enteros bajo el agua. La situación más crítica se vivió en hospitales y hogares de ancianos, donde personal médico y voluntarios debieron evacuar a los pacientes en condiciones de emergencia.
Hasta el momento, se confirmó el fallecimiento de diez personas, entre ellas Hilda Elvira Pompei (96), Estela Iturbide (94), Elba Ressia, Margarita Peusquiza, Sara Rueda, Perla Re y María Isabel Oliva (53). Las autoridades no descartan que la cifra de víctimas fatales aumente a medida que se avanza en las labores de rescate y se recopilan nuevos datos.
Coordinación de emergencia y asistencia a damnificados
Desde el primer momento, las autoridades municipales, provinciales y nacionales desplegaron operativos para atender la emergencia. El Comité de Operaciones de Emergencia montado en Bahía Blanca cuenta con la presencia del gobernador Axel Kicillof, la ministra de Seguridad Patricia Bullrich y el ministro de Defensa Luis Petri, quienes coordinaron las tareas junto al intendente Federico Susbielles.
El Gobernador compartió en sus redes sociales una foto junto a los ministros de Javier Milei, pero desde el Gobierno Nacional no replicaron el gesto. Este detalle no pasó desapercibido y refuerza la idea de que la relación entre Nación y Provincia sigue marcada por gestos de show político e infantilismo, incluso en un contexto de extrema gravedad como el que atraviesa Buenos Aires. En lugar de priorizar la coordinación institucional, la administración libertaria parece más enfocada en sostener una disputa simbólica que poco aporta a la solución de la crisis.
El accionar de las Fuerzas Armadas y los equipos de rescate fue fundamental para asistir a los damnificados. Durante la madrugada del sábado, el Ejército y la Armada se desplegaron en la localidad de General Daniel Cerri, situada a 10 kilómetros de Bahía Blanca, con lanchones y camiones de gran porte para evacuar a familias atrapadas en sus viviendas.
Infraestructura colapsada y suministro de gas cortado
El impacto del temporal se sintió en toda la región. Numerosas calles y avenidas continúan intransitables, mientras que las rutas de acceso a la ciudad sufrieron daños severos. La ruta 33 es la única vía habilitada, ya que el resto de los accesos están cortados debido a puentes destruidos y caminos anegados. Además, el aeropuerto de Bahía Blanca permanece fuera de servicio, no solo por falta de electricidad, sino también porque la pista de aterrizaje quedó completamente cubierta de agua.
El temporal también afectó severamente la infraestructura energética. El Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) informó que la Planta General Cerri, operada por Transportadora de Gas del Sur S.A. (TGS), quedó fuera de servicio. De igual forma se comunicó que el suministro a hogares, hospitales, colegios y comercios está garantizado.
Ayuda económica y solidaridad
El gobierno nacional anunció una asistencia económica de $10.000 millones para reparar los daños causados por el temporal. El ministro de Economía, Luis Caputo, a través de redes sociales, explicó que la decisión fue tomada tras una solicitud del intendente Susbielles al jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Paralelamente, el municipio de Bahía Blanca lanzó una campaña de donaciones con el alias BAHIAXBAHIA para quienes quieran colaborar económicamente. Además, se habilitaron centros de recepción en el Dow Center y la Universidad Nacional del Sur (UNS), donde se reciben alimentos no perecederos, productos de limpieza e higiene, frazadas, abrigos y colchones.
Si bien el alerta meteorológico ha cesado, el Servicio Meteorológico Nacional mantiene un aviso amarillo por vientos fuertes en la región. Durante el sábado se registraron chaparrones aislados, pero no se prevén nuevas tormentas en el corto plazo.
La prioridad ahora es asistir a los damnificados, restablecer los servicios básicos y comenzar la reconstrucción de la infraestructura. El impacto del temporal en Bahía Blanca es inédito y la ciudad enfrentará un desafío titánico en las próximas semanas para recuperar la normalidad.