Desde este martes 12 de noviembre, Disney Plus se suma a la estrategia de Netflix y da un paso que afectará a miles de usuarios en América Latina: prohibir el uso compartido de cuentas sin costo adicional.
Esta decisión, que a simple vista parece una política de control de gastos o de competitividad en el mercado, va a contramano de una costumbre muy arraigada en la cultura argentina: el hábito de compartir.
Acá, a diferencia de otras sociedades, las cuentas de streaming no se piensan como individuales, sino como bienes colectivos, una manera de abaratar costos y, de paso, mantener la conexión con amigos y familiares.
CADA CUENTA 7 VERDES MÁS, “CROCANTES”
Este cambio exige que cualquier persona que quiera añadir a otro usuario deba abonar un recargo: 7 dólares en el plan estándar y 10 en el premium. Desde Disney+ argumentan que esta medida responde a su política de suscripción, en la que el uso compartido de cuentas está explícitamente prohibido.
Sin embargo, en un contexto donde la economía está en crisis y el alza constante de impuestos y servicios para los bolsillos, muchos bonaerenses van a pensar dos veces antes de seguir suscritos, especialmente si no pueden dividir gastos.
En Argentina, la vida cotidiana y el entretenimiento están cruzados por el concepto de “lo compartido”.
Las suscripciones no solo facilitan acceso a contenido, sino que funcionan como un lazo que une a familiares y amigos. En un país donde es común “hacer vaquita” para pagar hasta el servicio de internet, los servicios de streaming también son vistos como gastos que se pueden dividir entre varios.
Las nuevas reglas que impone Disney+ le van a costar caro, ya que una gran parte del público, inclusive en la Provincia de Buenos Aires, podría optar por abandonar la suscripción en lugar de pagar el extra.
PLATAFORMAS DE HAMBRE VORAZ
Esta no es la única medida que la plataforma tomó para ajustarse a la realidad económica. Similar a lo que hizo Netflix, Disney+ ya lanzó opciones más económicas en algunos países, aunque incluyen publicidad.
Así el gigante estadounidense pasa de ser una plataforma accesible para grupos familiares o de amigos a un servicio casi prohibitivo, si cada miembro debe contar con su propia suscripción o pagar un adicional por compartir.
La realidad económica es, sin duda, compleja, teniendo en cuenta que el plan estándar de Disney Plus cuesta $7.399 al mes (o $5.179 si se paga anualmente), permitiendo ver en dos dispositivos y descargar en hasta diez.
El premium, que cuesta $10.549 mensuales (o $7.383 en plan anual), permite hasta cuatro dispositivos y suma contenido de ESPN en 4K, Dolby Atmos y HDR.
Si bien las prestaciones de calidad son un atractivo para quienes buscan una experiencia de alta gama, la mayoría de las familias argentinas podría considerar estos precios fuera de su alcance, especialmente si deben abonar el recargo de 7 o 10 dólares para cada usuario extra, prácticamente duplicando el valor.
La falta de flexibilidad frente a las costumbres culturales y la realidad económica deja a miles de personas con la disyuntiva de mantener la suscripción y cargar con el costo o, como probablemente ocurra, decirle adiós al mundo “premium” de Mickey y sus personajes.