“Mataron al uruguayo. Lo mataron”. Marcos Martín Gerchell llora. Sus compañeros de Tigre lo rodean. No pueden creerlo. Crónica, minutos más tarde, pasará una placa roja hablando del asesinato de un futbolista del equipo de Victoria. De Alejandro Orfila Un volante central que acababa de ser abordado salvajemente por barras de Almirante Brown, dejándolo gravemente herido.
“Fue el momento más difícil de mi vida. Estuve meses con problemas. Me costaba dormir de noche”, reconocería hace un tiempo el nuevo DT de Gimnasia (LP) al reconstruir los hechos de aquella tardecita en la que el micro en el viajaba Orfila fuera atacado por violentos del Mirasol.
Todo, en tiempos en los que los buses de las barras todavía no viajaban con custodia policial. Algo que cambió precisamente a partir de aquel episodio.
Según las palabras de Orfila recogidas por Vía País, el ahora deté “venía de jugar con Tigre en la cancha de Español” cuando eligió no subirse al micro de los jugadores para viajar en un vehículo de un vecino, con el cual quedó varado en la autopista: “Cuando estamos llegando a San Martín, el Sapo Gerchell me advirtió que yo estaba con la ropa de Tigre. ‘Sacate eso porque lo que hay allá es una hinchada’”.
El momento en el que Orfila fue abordado
“No pasaba ningún coche. Veíamos todos colectivos parados. Yo estaba guardando la ropa de Tigre debajo del asiento, ya vestido en boxer, y me apareció un tipo con un fierro grandote y me pidió lo que estaba escondiendo”, añadía hace un tiempo el técnico.
Su compañero, para evitar mayores problemas, le entregó al barra la ropa, quien se fue caminando hacia donde se encontraba el resto de los violentos, que al reconocer a Orfila fueron a buscarlo.
“Yo escuchaba gritos y veía camisetas amarillas y negras, que en ese momento no conocía quiénes eran. Cuando vinieron, nos deshicieron el coche. Nosotros adentro, piedras, palazos, me sacaron entre la ventanilla que ya no existía, todo ensangrentado. Me empiezan a pegar y tuve la suerte que no me tiraron al piso”, supo relatar Orfila.
“Empezaron a tirarme cascotazos y vi un helicóptero de la Policía. Corrí unos 300 metros descalzo y en bóxer y me encontré con dos camionetas. Me agarraron nuevamente y me volvieron a pegar. Luego abrí la puerta de una casa. Ahí la Policía les empezó a tirar tiros a todos con balas de goma”.
Minutos más tarde, el micro con el resto de los futbolistas de Tigre llegó al lugar del hecho, se toparon con Gerchell sollozando. En paralelo, la policía tardó en reconocer que Orfila era futbolista: cuando lo hicieron, lo derivaron a un hospital. Centro de salud que, al desconocer quién era el jugador recién llegado, negó que Alejandro estuviera siendo atendido.
“Salió en Crónica, placa roja: ‘Murió Alejandro Orfila, jugador de Tigre’. Todo esto después yo lo vi, hubo 140 detenidos. Me hacen todos los estudios, sale todo bien más allá de los golpes… Estuve algunos meses con problemas, me costaba dormir de noche. Cerraba los ojos y volvía a sentir los golpes. Hasta que lo fui superando”.