No siempre se define un Clásico, en el Bosque y tu gol sirve para cortar una racha de más de 10 años sin victorias. Y no siempre se desperdicia una chance como la que tuvo Cristian Tarragona para convertirse en ídolo de Gimnasia.
El nueve de Talleres tendrá su segunda visita al Bosque tras su partida y en la primera no la pasó bien: marcó un gol con San Lorenzo, la gente no lo toleró y se fue silbado. Los silbidos excedían a la conquista: el hincha no coincidió con la form en cómo se dio su salida y por eso lo reprobó.
Lo curiosos del caso es que el delantero tenía todo para ser ídolo del club, aunque desaprovechó su chance. La gente lo ovacionó aún lesionado y empezó a valorarlo aún más tras el gol a Estudiantes. Sin embargo, la presión por irse (a donde fuera) fue imposible de disimular y el hincha eso no lo perdonó. Lo anecdótico es que, cuando llegó a Talleres, Tarragona hizo un ping pong con prensa del club cordobés y destacó aquel recordado penal.
Tarragona, el Clásico y su despedida
La historia de Cristian Tarragona con Gimnasia tuvo su pico máximo de amor cuando convirtió el gol de penal con el que Gimnasia le ganó a Estudiantes después de 13 años el clásico de la ciudad. El goleador siempre fue muy querido y respetado por el público, especialmente cuando se lesionó y el hincha le demostró un amor incondicional.
Baluarte necesario en la campaña de Gorosito, Tarragona se lesionó y se quedó en el club a pesar de tener múltiples ofrecimientos que descartó uno a uno. El gol de penal para vencer a Andújar y darle a Gimnasia el clásico fue un click en su carrera, ya que los fanáticos lo subieron a un pedestal.
Cristian Tarragona hizo delirar al Bosque con su gol de penal en el Clásico y al darle la victoria a Gimnasia ante Estudiantes
ESPN
Después de aquel gol, la carrera de Tarragona en el club pareció ir en franco descenso. Fastidioso, incordioso, más preocupado por jugar para él que para el equipo hizo que la relación se vaya tensionado puertas adentro y, también, hacia afuera.
Su frustrado pase a Independiente fue la gota que rebalsó el vaso y una fallida salida a Unión dejó la relación con la dirigencia en extrema tirantez. Así fue que el final del año se vio teñido por rumores y una inadecuada ida a pesar (con el equipo peleando el descenso) que terminó por decidir su incorporación a San Lorenzo.