Desde hace muchos años, el Río de La Plata se ha transformado en escenario de diferentes proezas y desafíos personales marcados por la superación. Han sido varios los protagonistas que han logrado unir Argentina con Uruguay a nado, pero ninguno con las características con las que pretende hacerlo Gustavo Castiglioni.
El abogado, guardavidas y competidor nacional de aguas abiertas persigue un motivo muy especial, hacerlo a sus 60 años y transformarse así en el más longevo en lograrlo. Sin embargo, por detrás de esa motivación también aparece un fin benéfico y muy emotivo, el homenaje a su hija, fallecida el pasado 9 de noviembre.
La fecha marcada para transitar los 42 kilómetros en aguas abiertas, con corrientes fuertes y condiciones por demás extremas es el 26 de marzo del entrante 2026. Ante esto, el propio protagonista viene registrando el durísimo entrenamiento para un reto que representa mucho más que un desafío deportivo.
Su objetivo es que su travesía sirva para ayudar a otros y que el reto tenga un fin benéfico para recaudar fondos destinados a una institución que brinde apoyo a niños con cáncer, asegurando, tal cual sus palabras, que “cada brazada tenga un impacto positivo en quienes más lo necesitan”.
A lo largo de los últimos 100 años, solo 38 personas han logrado completar el mencionado cruce. No obstante, ninguna con la edad y el fin benéfico que persigue Castiglioni, quien además desea generar conciencia sobre la importancia de la solidaridad y el compromiso con quienes enfrentan desafíos mucho mayores.
El recuerdo de su hija como motor, motivación y concientización
“El 9 de noviembre del año pasado falleció mi hija de un tumor cerebral. Y se me ocurrió, en memoria de ella y como para mantenerla viva en mi mente, cruzar el Río de La Plata a nado, rompiendo el récord de edad, teniendo en marzo de 2026, 60 años. Hoy el récord de edad es 54 o 55 y no son muchos los que pudieron cruzarlo, porque es uno de los ríos más difíciles de nadar por su cambio en las corrientes y en los constantes cambios de clima que tiene”, explicó Castiglioni a Cielosports.
Acto seguido, profundizó en las complicaciones del desafío: “No son solamente 42 kilómetros, sino que es una travesía de 12 a 14 horas de nado. No solamente tiene que estar el físico preparado, sino también la mente. Es cincuenta y cincuenta. Todo lo que es hidratación y todo, va en la parte física, pero hay una gran parte mental”, remarcó.
“También quiero hacer este cruce para demostrarle a la gente que, por más que la vida golpee fuerte, uno tiene que seguir adelante. Y que el dolor que tengo por la ausencia de mi hija, que está en otro plano, los transformo, lo transmuto para mi pasión, que es la natación. Por eso es algo que voy a lograr. Obviamente no hay que ser soberbio. Lo voy a lograr cruzar si el río quiere. Soy un ser humano y no soy Superman. No puedo ser más fuerte que la naturaleza”, cerró Castiglioni.