Kevin y Marianela son una pareja argentina que recorre el mundo hace varios años. Hoy en Tailandia, vivieron en La Plata, México, Colombia y Egipto, entre otros. Guiados por un estilo de vida diferente al tradicional, no planean a largo plazo si no que se enfocan en ser honestos con lo que sienten. Tienen una hija pequeña de 1 año y 4 meses, Alma, con la que planean seguir conociendo. O como ellos dicen, “viendo a dónde va el presente, a dónde nos sentimos bien”.
Hoy, a días del inicio del 2024, dialogaron con INFOCIELO desde Tailandia, una isla del sudeste asiático. A través de la cuenta de Instagram @familyconmochila cuentan anécdotas, historias y consejos para aquellos viajantes primerizos. Ambos, vivieron en la ciudad de La Plata a 12 cuadras y durante 10 años no recuerdan haberse cruzado. No obstante, la vida los llevó a conocerse a miles de kilómetros.
Kevin, de 35 años, nació en Viedma pero a los 18 se alojó en la capital de la provincia de Buenos Aires para estudiar en la Universidad Nacional de La Plata. Durante su estadía, además de recibirse como profesor de educación física, trabajó durante 10 años en la Secretaría electoral hasta que en 2018, agotado de la rutina, sacó un pasaje a la India, trampolín a Tailandia, lugar donde conoció a Marianela.
Lo que nunca imaginó es que en La Plata, a doce cuadras de su casa, vivía Marianela, quien hoy es su esposa y madre de su hija: “Increíble, las veces que estuvimos en La Plata, a cuadras de diferencia, nunca nos cruzamos”. Ella, con 29 años y platense desde siempre, antes de viajar a Tailandia en 2019, ya había migrado a Perú y Ecuador.
“Fue amor a primera vista”: una historia de amor a miles de kilómetros
Se conocieron en Tailandia en diciembre de 2019. En diálogo con este medio, la pareja aseguró que desde el primer momento fue “una conexión especial”.
Tras casi un año y medio lejos de Argentina, Kevin invitó a su familia a Tailandia. Junto a ella fue que casualmente conoció a Mar: “Estaba con mi familia y ese mismo día la conocimos y fuimos a la playa todos juntos. Charlamos mucho, sentimos la necesidad de estar cerca del otro. A los dos días, nos alquilamos un bungaló, después de esos días nunca más nos separamos. Fue un amor a primera vista”, contó Kevin.
La familia de Kevin volvió pero ellos se quedaron en Tailandia. En 2020 viajaron a Indonesia hasta que los sorprendió la pandemia por COVID-19. Lo significó una época difícil para todos, para ellos fue como una luna de miel: “Nos quedamos sólos en la isla, con los locales y algunos turistas más, y sin trabajo porque no había turismo. La isla quedó vacía. Se hizo como una burbuja gigante: sin barbijos ni cuarentena. Íbamos a playas paradisiacas”. Sin embargo, la culpa apareció: “Los primeros meses no queríamos publicar nada porque nos daba culpa, nos sentíamos mal”.
Algunos meses después, cuando se liberó la burbuja sanitaria, viajaron a México lo que significó una separación ya que Kevin, o Kevulo como le dicen sus amigos, tenía una propuesta laboral en Estados Unidos.
Finalmente, después de la temporada se reencontraron en Colombia. Allí, junto a un grupo de amigos, compraron un velero para restaurarlo y recorrer el mundo. Todo marchaba bien pero a los 15 días de comenzar el proyecto recibieron un “baldazo de agua fría”.
La llegada de Alma
A 15 días de comenzar la restauración del velero, Kevin y Marianela se enteraron que iban a ser padres: “Todo lo que era importante pasó a un segundo plano”, expresaron los dos casi al unísono. “Estábamos en Colombia así que nos vinimos a argentina para tener a Mar, porque no teníamos seguro. Además, Mar no podía ni dormir en el velero”, expresó Kevin.
Como no tenían obra social ni prepagas, ambos fueron recibidos por el sistema de salud público y su paso lo definieron como “la mejor decisión que podríamos haber tomado”. Además, Kevin agregó: “La salud, en Argentina, es para sacarse el sombrero, nosotros sin tener obra social nos atendieron increíblemente bien en todos lados. Almita nació en Viedma con la ayuda de nuestras familias”.
El desafío de ser padres y viajeros
“La diferencia es cómo viajamos”, explicó Kevin. Alma nació en septiembre con el amor de sus amigos y familiares. Semanas después del parto, la pareja se enteró que el navío había sido vendido y fue una tranquilidad para ellos porque habían gastado parte de sus ahorros en el reacondicionamiento.
Cinco meses después, Kevin, Marianela y Alma volvieron a México donde trabajaron un tiempo. No obstante, para festejar el primer cumpleaños de Alma, regresaron a Argentina: “Cuando estábamos en México, Alma tenía 5 meses, Kevin trabaja todo el día, yo tenía muchas ganas de volver a Argentina. Estar cerca de mi mamá, de mis hermanas, que me haga tribu, porque se hizo difícil”, confesó Marianela.
A pesar de extrañar, no hubo dudas: querían viajar con Alma. “La gente te ayuda más, te ofrecen y regalan cosas. Por Almita recibimos un montón de privilegios, ella tiene algo que se compra a todos. La gente quiere estar cerca de ella. Verla a ella feliz, en el mar, es un beneficio que no paga en ningún lado, no se compra en ningún lado”.
Sin embargo, no todo es tan fácil: “El lugar donde vivir tiene que ser si o si con cocina. Además, no tenemos esa posibilidad de dejarla con sus abuelos. Acá estamos nosotros 3 siempre. No tenemos esos ratos de privacidad. No podemos trabajar los dos, porque estamos los 3 solos”.
No todo es color de rosas
Ambos dicen que ya no extrañan, que se acostumbraron a este ritmo de vida, que viajar es “aprender el desapego”. No obstante, también los dos, priorizan a su hija: “Es pensar en Alma ahora, te imaginás como sería Alma criándose cerca de sus tíos, de sus abuelos. Me da más cosa que ella extrañe o que mi familia extrañe a ella”.
“Quizás lo más difícil es no darle a ella esa posibilidad de hacer ese vínculo con abuelos o tíos. No todo es color de rosas” advirtió Kevin y explica: “Ya habrá momento: cuando ella crezca vamos a escuchar lo que ella decida”.
Entre otras dificultades de su estilo de vida, Marianela y Kevin cuentan el gran desafío que enfrentaron: “Cuando uno realmente viaja sin el modo vacaciones, tiene que buscar un trabajo, llegar a un lugar que no conoce, y formar esa red de conocidos. Entonces, hay veces que todo parece marchar increíble y hay veces que no, en las que uno se encuentra con otro tipo de gente. Aparece la inestabilidad e incertidumbre. Es elegir entre la rutina o no”.
Ante ese escollo, ellos eligieron ser una familia lo más local posible: “Tratamos de conocer la gente, es por eso que nos movemos en transportes públicos de cada lugar. Buscamos conocer realmente el lugar, conectar con la gente local y no estar rodeados de argentinos o turistas”.
“Conocerse siempre un poco más”: el gran objetivo
Con tranquilidad y seguridad, ambos afirman que la elección de este estilo de vida es la búsqueda por conocerse más internamente. Kevin, en su paso por un trabajo tradicional durante una década, notó que sus compañeros, que fueron siguiendo “el paso a paso”, se sentían solos, que no eran felices, que no se sentían completos.
“Se puede viajar, vivir el día a día sin la seguridad de tener un trabajo. Si no estás cómodo con tu vida, con tu trabajo, con tu vida, con tus emociones, hay que ser honesto con uno mismo. Hay que animarse a cambiar, probar y saber que es posible vivir bien en otro lado. No hay que temerle al cambio”, explicaron los dos.
No obstante, Mar y Kevin señalan que no es necesario viajar por el mundo para conocerse: “Siendo honesto con lo que uno dice, con lo que siente, con lo que hace, uno no necesita viajar por el mundo. Lo importante es que esas tres cosas estén alineadas. Hoy sentimos esto y seguramente mañana vamos a cambiar”.
El hoy de Mar, Kevin y Alma
Kevin aprovechó su formación en educación académica y es instructor de buceo tras realizar el curso en Tailandia. Mar, a su vez, es instructora de yoga y también se formó en biodescodificación emocional.
Actualmente en Tailandia, él trabaja durante las mañanas en una escuela de buceo mientras que ella cuida a Alma. A la tarde, los tres van a la playa o pasean en la moto que se compraron. Felices, subrayan: “Poder darle a Alma estos primeros años de su vida con esta realidad tomándolo como normal, aceptando a todos como son y sin juzgando a nada, conociéndose a ella misma, es una gran infancia”.
Antes de terminar la entrevista y de agradecer alegremente el contacto, Mar y Kevin saludaron a sus amigos y familias: “Mandarle a todos los platenses, la familia de mar, mis compañeros de trabajo, todos los amigos de la plata, mandarles un abrazo a todos, a todo esa gente que en nuestro momento fue nuestro nido”, y aconsejaron: “Que se animen a dar ese cambio de escuchar lo que quieren hacer, que nada puede salir mal”.