Este último día de julio a las 21:45 pasó algo insólito pero muy argentino: el streaming del Conicet desde el fondo del océano tuvo 51 mil personas viéndolo en vivo, mientras que el presidente Javier Milei, en una entrevista con su amigo Alejandro Fantino, apenas sumaba 29 mil vistas. Una cámara bajo el agua le ganó en audiencia al mismísimo jefe de estado.
El video del Conicet muestra imágenes en vivo desde el cañón submarino de Mar del Plata, a casi 4 mil metros de profundidad. A veces no pasa nada, solo se ve el fondo del mar. Cada tanto aparece un bichito extraño y eso ya genera emoción. Pero parece que eso fue más interesante para la gente que ver al presidente hablando sin que nadie le repregunte nada.
LOS TROLLS NO NADAN NADA
Como siempre, los trolls libertarios no tardaron en criticar. Uno de ellos, el más conocido, Daniel Parisini, apodado “El Gordo Dan”, escribió un tuit burlándose del streaming del Conicet:
“Podríamos habernos vuelto un país rico, pero lamentablemente apareció una berenjena con sida nadando en el fondo del mar, así que me veo en la obligación de votar a Kicillof.”
Sí, eso puso. Y lo dijo como si fuera gracioso.
La cosa es que el Conicet, que los libertarios quieren cerrar porque “gasta plata al pedo”, logró hacer algo histórico: mostrar en vivo el fondo del mar argentino con tecnología de punta, gracias a una expedición científica internacional. Mientras tanto, el presidente elegía hacer una “entrevista” sin preguntas difíciles con Fantino, que más que periodista, parece siempre un amigo charlando en el living.
El contraste fue tan grande que se volvió un símbolo. Por un lado, el trabajo serio de los científicos argentinos. Por el otro, un presidente que sólo se muestra con operadores amigos como Luis Majul, Esteban Trebucq, Cristina Pérez o el propio Fantino, todos conocidos por evitar incomodarlo.
Y mientras el océano profundo mostraba la nada misma o muy de vez en cuando peces raros y corales fluorescentes, en Neura se repetían las mismas frases de siempre: “viva la libertad”, “el Estado es un cáncer” y demás eslóganes. Solo que esta vez, ni siquiera eso generó interés.
La conclusión es simple: el Conicet, al que quieren cerrar, logró algo que el gobierno no puede comprar ni con toda la pauta oficial: interés genuino de la gente.
Y si una estrella de mar símil Patricio de Bob Esponja o un erizo nadando en silencio gana más atención que el presidente hablando sin parar, quizás el problema no sea el fondo del mar.