Cada barrio, localidad, paraje o distrito suelen albergar historias únicas, humanas, con matices tristes pero también felices, como la vida del recientemente fallecido “Hombre Hormiga“, el personaje que habitó durante décadas el partido bonaerense de José C. Paz.
Pero además, cada una de esas pequeñas biografías de innotos seres, desnudan matices de personalidades muchas veces inolvidables con características únicas e irrepetibles que no trascienden más allá del recuerdo de la generación contemporánea con la cual les tocó compartir lugares comunes y momentos mínimos. Instantes que necesitan quedar plasmados en un humilde obituario que pueda ser leído al azar por alguien en la web que vaya a existir en algún impensado formato dentro de 50 años.
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Por eso esta crónica para este personaje.
SU MERECIDO RECUERDO
Esteban Florentín era conocido en José C. Paz como el “Hombre Hormiga” y falleció en silencio hace pocos días.
No hubo grandes homenajes. No apareció en las necrológicas más importantes. Como dice la vieja canción de Joaquín Sabina, “ni en el diario, ni en la radio” hablaron demasiado de él.
Algún medio comunitario o algún portal como “Que pasa Web” se encargaron de recordar su paso por la tierra de este distrito del conurbano, para que su memoria no se difumine y, quizás, ese pequeño legado perdure.
“El Hombre Hormiga será por siempre el superhéroe de José C. Paz. Nunca va a ser como Batman, Superman, Thor, Flash o El Capitán América, sencillamente porque este fue real, de carne y hueso: con sus antenas, su capa roja y la tan característica barba canosa”, cuentan y rescatan desde esa página de noticias.
Florentín se decidió a vestirse como el “Hombre Hormiga”, según sus propias definiciones en un artículo que alguna vez le dedicó el matutino Clarín, porque “Desde chico veía que las hormigas representan fuerzas pequeñas, que si no trabajaran en conjunto no podrían ser nada. Eso es lo que tenemos que entender“.
Es decir que casi como un antihéroe como tal vez “El Chapulín Colorado”, no buscó un personaje fuerte, potente o con super poderes, sino que rescató la mancomunidad de la sociedad para representarla en un insecto pequeño y vulnerable (como su propia historia), que hace radicar su fuerza en el poder de construir de un modo social, colectivo y no individual… como lo hacen las hormigas.
Solamente el valor y la claridad de expresarse a través de una metáfora tan poderosa como esa, convierten a Esteban Florentín en un verdadero superhéroe que entendió todo.
EL ORIGEN DEL SUPER INSECTO
Alguna vez contó que su personaje surgió de una forma tan humilde como espontánea, en el cumpleaños de un nene del barrio: “Su mamá no tenía plata para contratar un animador. Así que corté una botella de gaseosa, le di color con trapos y usé una tela como capa”. “Descubrí que los chicos se divertían muchísimo y me di cuenta de que La Hormiguita podía servirle a mucha gente”, rememoró por entonces Esteban, a quien habitualmente se lo podía ver tomando el tren desde José C. Paz hasta Retiro.
Sin embargo su personaje no solo fue conocido en el partido de José C. Paz.
En el porteño barrio de La Boca también se transformó en una referencia y atracción que le permitía además sobrevivir vendiendo artesanías (pequeñas hormigas colgantes) y sacarse fotos con turistas de Italia, Francia, Estados Unidos o España que transitaran Caminito o algún rincón turístico del empobrecido sur de la Ciudad de Buenos Aires.
Lo que no todos saben, cuenta el portal que rescató su historia, es que el “Hombre Hormiga” nació en la provincia de Corrientes. En su mayoría de edad se vino a Buenos Aires, trabajó en un bar en La Rural y esa situación lo acercó a la adicción con el alcohol: “Empecé a enloquecer, tomaba mucho y no me querían alquilar la habitación”.
Pero tras esas épocas oscuras de su vida pudo comprarse un terreno en José C. Paz, recibió ayuda de Alcohólicos Anónimos y quedó en el recuerdo de los vecinos que lo conocieron bajo su identidad “secreta”, la del “Hombre Hormiga”, siempre regalando una sonrisa y mostrando con su vida que aquella máxima de “la unión hace la fuerza” es posible llevarla tatuada en la piel, o en el traje de héroe, aunque sólo fuera un personaje del conurbano bonaerense, o las zonas más postergadas de CABA.
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