En el marco de la investigación por el femicidio ocurrido el último sábado en la localidad bonaerense de Berisso se dispuso el cambio de fiscalía y el acusado ya está en condiciones de salud como para ser sometido a indagatoria, informaron fuentes policiales y judiciales.
Nicolás Castro, de 30 años, el acusado, sigue internado, pero para los médicos ya puede ser indagado por la justicia.
Cabe destacar que la causa pasó a la UFI N° 13 de La Plata, a cargo de la fiscal Mariana Ruffino, especializada en la temática violencia de género.
Castro es el principal sospechoso de matar a su esposa, Yésica Duarte, de 33 años, de dos disparos en una vivienda ubicada en la calle 38 entre 129 y 130, en el Barrio Villa Progreso.
Efectivos policiales hallaron a Duarte sin vida en el patio delantero y a Castro, dentro del domicilio, con un disparo en la cabeza.
El hombre fue derivado al Hospital Larraín, donde quedó internado en terapia intensiva, y en las últimas horas mejoró su salud y ya está en condiciones para ser indagado.
Castro y Duarte se encontraban con arresto domiciliario con tobilleras electrónicas y se habían conocido en la cárcel y casado hace poco más de un mes en un establecimiento penitenciario.
La mujer ya tenía hijos, y uno de ellos, un nene de 7 años, fue testigo del crimen. El menor salió corriendo luego del homicidio e intento de suicidio hacia la casa de una hermana y contó todo lo que había visto.
En cambio, la madre de Castro, le dijo a los policías que la pareja había sido víctima de un intento de robo.
Siguen buscando el arma homicida
El arma homicida, una pistola 9 milímetros, aún no fue hallada, y por eso la suegra de la víctima fatal está en la mira de los investigadores bajo sospecha de haber sido la que hizo desaparecer el arma.
Un año antes de ese hecho, Castro ya había atacado a tiros a la misma víctima, hiriendo además a la novia y al hermano de esta. Pese a estos antecedentes, el acusado nunca llegó a cumplir prisión efectiva por dicho caso.
En un allanamiento en la casa de la mamá del femicida secuestraron dos armas, un revólver calibre .32 largo, sin marca visible, con cuatro balas en su tambor, y una pistola Bersa Thunder .380, pero ninguna de ellas fue la utilizada en el crimen.