El pasado 5 de agosto, en el marco de la jornada “Trata Infantil: ¿Qué hay detrás de la desaparición de niños?”, celebrada en el Senado, una víctima llamado Roberto Mazzoni lanzó una denuncia que debería haber sacudido al país porque involucra pedofilia y trata.
Frente a un auditorio en el que se encontraban figuras relevantes como Viviana Caminos, presidenta de la Red Alto al Tráfico y la Trata (RATT), Mazzoni reveló que fue víctima de una red de trata que describió como “la más grande de la República Argentina”. Sin embargo, lo más alarmante no es solo la denuncia en sí, sino el completo silencio de los grandes medios nacionales ante este escándalo.
La denuncia de trata y pedofilia que los medios decidieron silenciar al igual que el juez Lijo
Mazzoni, conmovido y con evidente carga emocional, relató su experiencia y señaló que su caso se encuentra actualmente en el juzgado del juez Ariel Lijo, con la causa bajo la responsabilidad del fiscal Ramiro González.
PEDOFILIA CAJONEADA ¿TE SUENA?
Según sus palabras, la causa ha sido “cajoneada”, lo que lo llevó a la decisión de hacer pública su situación. No se trataba solo de un relato personal, sino de una acusación directa hacia el sistema judicial y, más concretamente, hacia un juez que esta en el centro de otras polémicas.
Sorprendentemente, y a pesar de la gravedad de la denuncia, ningún medio de comunicación importante en Argentina, como Clarín, La Nación y alguno más informó sobre el tema.
Este silencio resulta, cuanto menos, inquietante, especialmente en un país donde la prensa se presenta como el cuarto poder, vigilante de los abusos y defensor de las víctimas. ¿Por qué, entonces, la denuncia de Mazzoni no ha merecido la atención de estos medios?
POR ROEMMERS ‘EL SILENCIO ES SALUD’
Una de las posibles respuestas podría encontrarse en la figura de Alejandro Roemmers, el poderoso empresario farmacéutico que Mazzoni también implicó en su declaración.
Roemmers es un nombre respetado y con fuertes lazos en el ámbito empresarial y mediático. El hecho de que un empresario de su calibre esté señalado podría explicar la falta de cobertura mediática, ya que los grandes conglomerados de medios tienen intereses económicos entrelazados con las élites empresariales que pueden llevar a la autocensura.
Quien denuncia también involucró a quien llamó ‘el señor Matías Barreiro’, directivo del club River Plate y dueño del sanatorio Colegiales. “Después hay un montón de gente que está demostrado”,explicó.
En esa misma línea, el denunciante también profundizó: “Acá no hay ninguna hipótesis, tengo demostrado cómo capta -Roemmers es gay- qué preferencias tiene, blanquitos, chiquitos y lampiños; cómo paga comisiones para las presentaciones de menores de edad, otras para mayores de edad. Lo mismo otro chico, Matías Barrero“, detalló.
Además, el juez Ariel Lijo, quien supuestamente “cajoneó” la causa, es una figura controvertida en el ámbito judicial.
Fue protagonista en otras causas de alto perfil, y su posible inacción en este caso debería haber despertado el interés de los periodistas de investigación, especialmente cuando el poder ejecutivo de Javier Milei lo propone como nuevo Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El silencio mediático sugiere que Lijo podría estar protegido por un manto de impunidad tejido por quienes temen el poder de sus decisiones o prefieren mantener ciertas alianzas políticas y económicas intactas con el poder político de turno.
COMO SIEMPRE LOS MEDIOS ‘MEDIO MEDIO’
Esta situación pone de manifiesto una preocupante realidad en Argentina: el rol de los medios de comunicación no siempre (casi nunca en realidad) está alineado con la defensa de la verdad y la justicia.
La falta de cobertura sobre esta denuncia de trata y la posible complicidad del sistema judicial refuerza la idea de que, en algunos casos, el poder mediático opera más como un guardián de los intereses de una élite que como un defensor del bien común.
Es imperativo que la sociedad civil, las organizaciones de derechos humanos y los medios alternativos tomen cartas en el asunto y exijan transparencia y justicia.
El caso de Roberto Mazzoni no puede quedar en la sombra, especialmente si involucra a las redes de trata más grandes del país. La prensa, como pilar de la democracia, tiene la responsabilidad de investigar, informar y, sobre todo, no ser cómplice del silencio.