“ Ustedes no se acuerdan porque eran chicos, pero una vez la Scaloneta jugaba en octubre y tuvo que huir de un huracán en Miami – donde jugaba Messi – y tuvo que huir a Colombia para llegar a Venezuela donde era Navidad ” palabras más, palabras menos, así podría ser la descripción dentro de años cuando la Scaloneta sea la referencia para hablar de Argentina en los años que vendrán fugaces.
El conflicto presidencial de ahora será la nada misma cuando tengamos menos pelos, más canas, más nostalgia y la vista encuadrada por delicados marcos. De este equipo con nombre propio se hablará por los siglos de los siglos amén y esta novela con Milton – que hoy atrae el morbo de miles- será la resultante de la recordada ecuación de Mark Twain: “el humor es igual a la tragedia más tiempo”.
En ese contexto será que se explique como la Argentina campeona de todo y recaudadora como ninguna en la historia, debió ir (por primera vez) a Maturín: una de las ciudades más calurosas de Venezuela donde la humedad por la mañana es tan alta como la vara que dejará la misma Scaloneta.
El hecho de explicarles a la camada que viene que la Argentina quedó encerrada en un país donde el mejor de la historia jugaba en un torneo donde las celebridades hacían fila para saludar a un Messi, que atraía más que la propia Liga y que se había prestado para hacer festejos al estilo superhéroes de Marvel vestido de rosa será un desafío para el humor de entonces.
En ese mismo escenario el remate lo deja servido el presidente de Venezuela Nicolás Maduro que “en agradecimiento al pueblo” decidió adelantar la celebración de navidad a los inicios de octubre. Tampoco se entiende tanto porque la Selección viajó a Miami para hacer la previa y no hizo lo de siempre pero bueno, no todo siempre tiene explicación y el paso del tiempo nos da el margen para aliviar la tensión de hoy y aplicar la ecuación Twain en algún mañana.