El kirchnerismo celebró los 50 años del retorno de Perón al país con un acto en el estadio Diego Armando Maradona de La Plata, adonde cual festival de rock Cristina Kirchner fue la figura estelar.
La masiva convocatoria no dejó dudas de que la vicepresidenta continúa siendo la principal conductora del peronismo; por si hacía falta, le entregaron una camiseta de la selección argentina con el 10 en la espalda y el nombre de “Cristina”.
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Luego de tres años de gobierno del Frente de Todos, ella fue más cauta: “Todo en su medida y armoniosamente“, parafraseó ante el cántico ensordecedor de “Cristina, Presidenta”.
Las largas filas de militantes arribaron por avenida 32 desde las 16hs en la calurosa tarde platense, con el objetivo de “ver a Cristina”, “escuchar qué dice”, “para apoyarla”, o el más concreto “que nos saque de este pozo”.
En su mayoría, fueron grupos organizados los que enfilaron hacia el festival militante. ¿Se encolumnarán todos detrás de una posible candidatura? Resta por verse.
Por lo pronto, Cristina Kirchner insistió con la necesidad de trazar acuerdos, incluso sobre el aspecto securitario -los gendarmes al Conurbano y que las fuerzas de seguridad respondan a las autoridades civiles-. La pregunta que resuena en el aire es acuerdos con quién: al kirchnerismo falta quien lo abrace.
Adentro, el estadio era una auténtica fiesta peronista. La popular local fue copada por La Cámpora, adonde Máximo Kichner ensayó su perfil de barra brava parado sobre el paravalanchas, aunque fue la quilmeña Mayra Mendoza quien mostró mejor performance.
En la platea izquierda, los sindicatos (Petroleros, ATE, las CTA en todas sus combinaciones, gráficos, Satsaid) mostraron su robustez y desataron un pogo ricotero con Jijiji. Sobre la platea derecha, el resto de las organizaciones y partidos que integran la coalición de gobierno, y que reniegan en los territorios de la falta de apertura en la toma de decisiones.
En el escenario, con doble pantalla gigante a cada lado y otro juego en el centro dignas de un recital internacional, El Cadete caldeaba la ceremonia y, tras el pogo, reclamó la marcha peronista. Muchos dedos en V, gritos desaforados y algunas mímicas vergonzosas. El estadio subió de temperatura.
La previa como el festival tuvieron una organización al detalle, ya en junio pasado Máximo Kirchner había sentado postura en una reunión del PJ bonaerense: mística ante todo.
La larga espera para la figura estelar se llenó además con un recital de La Mancha de Rolando, en un revival de 2011 en el que su cantante se encargó de recordar a Amadou Boudou. Luego, Néstor Kirchner apareció en un video que cerró, por su puesto, con Diego Armando Maradona: “Voy a seguir cristinista hasta los huevos”, expresaba en 2016.
Entonces, sonó el himno y vestida enteramente de blanco apareció Cristina Kirchner. Se subió a la tarima y lanzó: “Que nadie venga a explicarnos a los peronistas lo que es la libertad y lo que es la democracia (…) con la democracia no se pudo ni comer, ni curar, ni educar, pero sí se pudo vivir. Para comer, para educarse y curar primero hay que estar vivos”.
La vicepresidenta se refirió al intento de asesinato en su contra y dijo que ningún partido político puede aceptar lo sucedido, “sería retroceder a etapas pre democráticas”. Además, habló de la “deuda en materia de seguridad” ciudadana, en un pasaje aplaudido por el público.
En tono electoral, el kirchnerismo se mostró decidido a no dejarse robar banderas: “acá el cambio somos nosotros”, dirá más adelante en su discurso. Pero primero, Cristina Kirchner citó el inescrutable proyecto del diputado Gerardo Milman que presentó anticipando el atentado y en el que manifestaba que “Sin Cristina, hay peronismo. Sin peronismo, sigue habiendo Argentina”, y le respondió: “peronismo inocuo para cualquier proceso de cambio”.
A lo largo de poco más de una hora, la mandataria habló además del partido judicial, los golpes de Estado en América Latina y hasta mostró un gráfico sobre la dinámica del salario en Argentina, todo en el marco de una suerte de festival militante pos moderno.
También marcó agenda y advirtió que “la pos pandemia viene muy fulera“. “Defendamos nuestros recursos naturales, la hidrovía, Vaca Muerta”, indicó en relación a las disputas geopolíticas venideras en las que “no podemos incidir” y en donde Argentina presenta “condicionantes que requerirá que todos tiremos para el mismo lado”.
“Las elecciones se pueden ganar“, aseguró al mismo tiempo que recordó que cuando Perón volvió al país luego de largos años de proscripción, “él no quería ser presidente”. La frase se completa con lo que dijo días atrás: “Haré lo que tenga que hacer para que el pueblo recupere la alegría”.
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