El regreso de Nacho Fernández al Bosque estuvo marcado por los silbidos que recibió al momento de reemplazar al pibe Simón, allá por los 13 minutos del segundo tiempo. Si bien no fueron silbidos estruendosos, el coro de reprobación que bajó desde la tribuna fue ampliamente superior unos tibios aplausos que se escucharon, perdidos, en el tenso clima de 60 y 118.
Pese a la recepción que tuvo, Nacho jugó media hora con notable profesionalismo, tratando de abstraerse del clima que vive el club que le dio la chance de formarse como jugador. Para mucho el futbolista terminó siendo víctima del momento de Gimnasia por quedar preso de sus propias palabras, ya que en varias entrevistas prometió volver para retirarse en el club. Ahora, con casi nula participación en River, su ausencia en el Lobo pesa y la gente se lo hizo notar.
Sin embargo, una cosa fue lo que sucedió dentro del campo y otra muy distinta lo que sucedió afuera. Una vez terminado el encuentro, el volante se fue del estadio firmando autógrafos, sacándose fotos y recibiendo el cariño de algunos hinchas de Gimnasia y varios infiltrados de River, que buscaron algunas fotos con sus ídolos.
El jugador sigue recibiendo el llamado de los dirigentes de Gimnasia que buscan su regreso, pero con el mundial de clubes a la vista, todo hace indicar que la respuesta del jugador recién llegará en el próximo mes de julio. ¿Cómo tomará el público su respuesta?