De repente la tranquilidad de City Bell se alteró. Luego de haber obtenido el pase a octavos de final de la Libertadores, donde se enfrentará con Cerro Porteño, y mientras preparaba el partido ante Aldosivi, Eduardo Domínguez vio como una mujer rubia entró caminando a la cancha donde él desarrollaba su trabajo como entrenador.
El técnico intercambió algunas palabras con ella y rápidamente le pidió que se retire del espacio donde estaban los jugadores. Este domingo, la mujer volvió a escena, acompañada del presidente del club, Sebastián Verón, en el papelón futbolístico que Estudiantes hizo en Florencia Varela.
La mujer en cuestión es Carina Magnabosco, una persona cercana al presidente que hace algún tiempo frecuenta el Country. “Es una aliada estratégica que no tiene ni tendrá cargo en el club”, afirman fuentes oficiales fuera de micrófono. ¿Y entonces? ¿Cómo y por qué interrumpió la práctica? ¿Con qué motivos? ¿No podía espera para presentarse de otra forma? Esta es la otra parte de la historia.
Carina Magnabosco, ¿el motivo de la salida de Domínguez?
Magnabosco fue contactada el domingo por la noche por este medio y prefirió no hablar. Posteriormente borró cada una de las publicaciones que tenía en sus redes sociales, donde se presenta como una persona ligada al fútbol.
El medio Showroom News Magazine la denominó “la Barbie del fútbol” y tiene raíces italianas, más allá de haber nacido en Brasil. En sus redes sociales se considera “Football Scout PRO” y se especializa en áreas como el derecho, la gestión futbolística y el análisis.
Sabe hablar una multiplicidad de idiomas y es por eso que se maneja en diferentes mercados. En diversas multinacionales fue gerenta de operaciones, analista de mercado y consultora estratégica.
Las versiones se fueron multiplicando con el correr de las horas. Que será la reemplazante de Angeleri. Qué definirá los refuerzos del futuro. Qué la puso Foster en esa posición. Qué definirá el mercado que viene… este medio consultó fuentes que indican que nada de eso sucederá y que es una colaboradora en parte del proyecto revolucionario del presidente.
Y entonces, ¿sigue Domínguez?
A esta altura del partido, Magnabosco parece más un chivo expiatorio que el motivo real del enojo de Domínguez. Que el técnico está enojado por esa situación no hay dudas, pero es la gota que rebasó el vaso en una relación que empezó a tensionarse en el último mercado.
Porque fue allí donde el proceso de Domínguez empezó a tener el boleto picado. En una reunión de la que participaron Foster, Verón, Angeleri y él, le ofrecieron una lista extensa con jugadores de renombres para competir en los tres frentes. “Hay que ir de a poco”, habría dicho el DT e hizo el mercado que quiso (con excepción de Medina, por quien dio el visto bueno) con jugadores que no funcionaron.
Lo que le molesta/ó a Domínguez más allá de la irrupción de Magnabosco es que el club, a través de su presidente le marcó la cancha para el próximo mercado, en el que la figura de Verón será preponderante.
Así planteadas las cosas, la relación entre las partes pasa por el desgaste típico de un matrimonio que lleva mucho tiempo juntos. En el fútbol dos años y medio son como 25 años de la vida real, por lo que la separación es una consecuencia y no una decisión. Aquí puede haber una tercera en discordia, pero las cosas estaban muy claras desde antes de su aparición.