La primavera asomaba en todas las variables por el Country Club de City Bell, ese escenario soñado por Mariano Mangano para su Estudiantes donde un tal Carlos Bilardo crecía al lado del maestro Osvaldo Zubeldía. A ese suelo había vuelto el doctor para embarrarse y trabajar para acomodar al pincha de sus amores que andaba rengo y al borde tropezar fulero.
Como la estación, Bilardo le trajo luz a un Estudiantes oscuro y como indica septiembre el doctor hizo florecer algo puertas adentro. Esa tarde, pese a que el técnico ya había trabajo con ellas, el Narigón puso ante los ojos de los cientos de medios que cubrían su día a día a dos jugadoras del femenino pincha a entrenar con la Primera: Paola Vinai y Bettina Stagñares.
Ese movimiento no tuvo otra intención que la demostrar al público grande el gusto Bilardo por el fútbol femenino y el apoyo a una lucha que comenzaba a tomar visibilización: “ustedes tienen que pelear”, les repetía el técnico campeón del mundo que esa tarde les dio 50 minutos inolvidables a dos mujeres que hoy son un referencia para miles que buscan su lugar en el mundo del fútbol.
“Cuando Carlos se hizo cargo de la Primera División, yo fui una de las que se acercó a verlo para evaluar cómo podía ayudar al femenino y él colaboró mucho con nosotras, con nuestra lucha. Dándonos espacio y ayudándonos a visibilizarnos por lo menos dentro del club. Nos ayudó con la indumentaria, entrenábamos con los varones de Primera cuando había alguien lesionado, o si alguno no venía jugando entrenábamos con ellos”, le contó Stagñares a Olé hace unos años.
Por aquellos días Vinai contó cómo fue la previa de aquel encuentro, que se dio en un contexto donde la lucha por la igualdad no estaba en la agenda: “Fuimos a agradecerle porque nos había contestado un mail. Fuimos a las corridas y nos dijo ¿Qué se van a ir, no van jugar? Y le dijo al utilero que vaya a buscar algo del talle. A mí me dieron la ropa de Andrés Aimar, el hermano de Pablo”.
Bilardo ya había hecho trabajar a las mujeres en diversos trabajos tácticos y en movimientos de campo con jugadores que no venían siendo habitualmente titulares. Esa tarde increíble para muchos tuvo además a dos leyendas viendo el crecimiento de un movimiento: El Vasco Olarticoechea estaba en City Bell (con el tiempo trabajaría con el femenino en AFA) y Carlos Pachamé lo acompañó en aquella jornada histórica.
“Del partido recuerdo haber hecho una buena jugada con el Tecla Farías y le metí un caño a Lechuga Maggiolo. Después de eso, vino Damonte y me pegó una patada de atrás que a Bilardo no le gustó ”, recuerda Stagñares a la que Bilardo alentó a que siga en el mundo del fútbol, tras su retiro como jugadora. Luego de completar el curso de entrenadora, aceptó el desafío y controló las riendas del conjunto hasta 2016; en 2010 se sumó a como ayudante de Carlos Borrello en la Selección Argentina, después de ser recomendada por el propio Carlos Bilardo. Con la celeste y blanca estuvo durante tres temporadas y fue la primera mujer en formar parte de un cuerpo técnico nacional.
Hay una generación de futbolistas que hoy habla de Paola Vinai y de Bettina Stagñares como se habla de las leyendas del inicio de este repaso. La lucha por la igualdad de posibilidades, por los derechos como trabajadores, por la visibilización todavía tiene muchos capítulos por delante pese a todo lo logrado hasta aquí, hasta este lugar que el tipo más adelantado del fútbol mundial vio venir hace casi 20 años.