Todavía Nicolás Wiñazki no habló públicamente del tema pero su padre, el también periodista y autor de libros Miguel Wiñazki, sí lo hizo a través de la red Twitter replicando un mensaje de la cuenta @elesacol quien narró indignada la información.
El texto del mensaje de Twitter que anunció la situación dice:
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#NoIrAlRestauranteGrafZepoelin son K En el restorán “Graf Zeppelin” de Ciudad Jardín, le prohibieron la entrada al periodista Nicolás Wiñazki por no ser “K”……o sea son discriminadores!!! Que se haga viral!!! Si compartís, por favor envialo! Gracias!
Ese mismo texto fue en el que Wiñazki padre también se basó para agregar: “Intolerantes! , Antidemocráticos! “
A partir de allí una catarata de reacciones en Twitter, mayormente apoyando a Wiñazki, la supuesta víctima de la situación, y otras respuestas justificando al restaurante y hasta felicitándolo por haberle impedido sentarse a comer en su negocio.
Aún es pronto para chequear si el hecho realmente sucedió y fue de esa manera, porque la cuenta que lo dio a conocer no solo es anónima sino que es militante del autodenominado “41%” que apoya fanáticamente a todo lo que golpee a sus rivales políticos, mediáticos e ideologicos y defiende con el logo del brazo musculoso a la “tropa propia” ya sea de dirigentes de Juntos por el Cambio como de periodistas u operadores afines a sus ideas.
Por lo tanto la fuente de la información es dudosa y que su padre Miguel Wiñazki la haya replicado no la dota de la seriedad informativa necesaria, porque no agrega un solo dato que aporte información a como sucedieron los posibles hechos relatados inicialmente sólo por una cuenta ultramacrista.
Si se da por sentado que el desplante ocurrió y Wiñazki fue echado del restaurant ubicado en Ciudad Jardín, en el conurbano oeste de la Provincia de Buenos Aires, allí si dependerá de quien analice la situación para poder interpretarla certeramente.
Seguramente estarán quienes por ser Wiñazki el cancelado, justificarán a los dueños del restaurante “Graf Zeppelin” en cuanto a que solamente aplicaron el famoso “Derecho de admisión”.
Pero otros, como su padre mismo o defensores del periodista que dice “ir al hueso”, saltarán embravecidos contra el restaurante (como ya lo hicieron sin todavía Hiperrecontrachequear la información) para gritar “intolerancia” , “actitud fascista” o cualquier calificación que lo ubique en el lugar que más les gusta ocupar, el cual siempre es decir que son “los más débiles”.
De la data inicial falta aclarar primero si los acontecimientos fueron así, luego si las razones esgrimidas para no dejarlo comer son su ideología. También chequear si el motivo de la expulsión es que los dueños de ese restaurante verdaderamente sean “K” como infica el mensaje de la cuenta militante en Twitter, para recién allí ver que tiene para sumar el protagonista Wiñazki hijo y entonces sí desentrañar si se trató de una actitud de intolerancia hacia el comunicador o fue una difamación más a los “K” para victimizarse como si hubiese sido un condenable escrache.
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