Una maestra de escuela publicó una carta explicando los orígenes de una imagen que se creía inventada por manos anónimas para provocar odio y confrontación.
En esa carta ella brinda los pormenores de una polémica que se esparció en las últimas horas y que incluye un arma que nada tiene que ver con el original.
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Esta es la imagen original de la adaptación de Zamba en versión “turro”. Como explica su autora en la carta, no lleva arma en su mano
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Las redes se llenaron de estigmas, prejuicios, agravios y discriminación cuando se viralizó la imagen del famoso personaje de dibujos animados argentino “Zamba” quien tuvo y tiene su espacio en Paka Paka, Encuentro y la TV Pública con un corte de pelo, un estilo de ropa y hasta un arma en su mano que lo hacían lucir, según se conoce en la denominación callejera, como “turro”.
Algunas veces inclusive el dibujo del “Zamba Turro” iba acompañado de una frase que decía: “Zamba después de 2 años sin ir al colegio”.
En las últimas horas se utilizó también para sostener la idea de la necesidad de la presencialidad escolar para evitar que los niños y jóvenes terminaran como “este Zamba Turro”.
La difusión de este dibujo provocó controversias entre quienes aseguraban que se trataba de una campaña de desprestigio para inculpar a la medida restrictiva del gobierno, uniéndola a una imagen apócrifa de un personaje muy simbólico y muy caro a los sentimientos del kirchnerismo, empuñando un arma.
Otros argumentaban que la falta de presencialidad provocaba un aumento de la delincuencia juvenil y esta “licencia” de recrear a un Zamba con reminiscencias “turras”, no era solo una chicana al gobierno sino una alerta para advertir sobre la necesidad de retornar a las clases en las aulas evitando darle carta blanca a los jóvenes para delinquir, por eso el arma en sus manos.
Más allá de unas y otras posturas en relación al personaje de Zamba con “look turro”, dio lugar a que se esparciera también la historia de una maestra en la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires que se hace cargo de haber inventado la imagen del “Zamba turro”, para reivindicar el modelo de ropa y corte de pelo de los alumnos que ella tiene. Además suma la imagen de un tatuaje que ella misma se hizo con el Zamba Turro, y sólo cuestiona el aditamento del arma que jamás reivindicó ni le colocó a su adaptación del Zamba original en este nuevo modelo viralizado.
Por eso la maestra que se identifica con el nombre “Ame C”, dio a conocer una carta que explica como nació en ella la necesidad de crear esta versión de Zamba que ahora dio lugar a la controversia y que se incluye en la cuenta “Identidad Marrón”, el colectivo en el cual también está publicada la carta.
El texto completo de esa carta es el siguiente:
“Identidad Marrón
Millones de Zambas
Conocí a Zamba en el 2014 cuando cursaba el profesorado de artes visuales y una docente me lo recomendó, tuve la sorpresa de encontrar mi color de piel en la tv pública. Fue la posibilidad de ver a alguien qué se parecía a mi, a mis amigxs y a los hijxs de mis vecinas del barrio.
Zamba como muchos niños y niñas en argentina tienen la piel marrón, su ascendencia indigena se encuentra borrada de las pantallas y libros, como si se tratase su existencia de una cuestión lejana o siempre anclada en la migración. En una argentina que ha sabido negar sus orígenes pintando con la migración europea su conformación. Desde ese lugar Zamba representa un quiebre en termino simbólicos, vestido de ropa deportiva no es ofensivo, es una posibilidad y parte de una realidad porque pibitos marrones turros que buscan pegarla, que buscan un futuro mejor son parte de una realidad. El meme es icónico, pero el arma es un agregado posterior a la imagen original, porque pensar en un pibe marrón de deportivo para gran parte de la sociedad es relacionarlo a la delincuencia.
Ese Zamba podría ser cualquiera de mis alumnos de Zabaleta, Soldati o el Bajo Flores, que me mandan audios diciéndome que de grande quieren trabajar para comprarse un auto, una moto, ayudar a sus familias. El arma agregada es parte del prejuicio institucional que percibe peligrosos estos pibes, que los margina y excluye. Que los instrumentalizan para el discurso político y no dudan en sacar su veneno social contra pibes marrones visibles.
Tengo un tatuaje de ese zamba turro diciendo “Que dijiste de la villa?”, porque estoy cansada que vengan a juzgar de visitantes, a minimizar el enorme esfuerzo que hace la gente de la clase popular para sobrevivir a toda la desidia estatal que vivimos en época de COVID, este zamba en mi brazo es un guiño para mis alumnxs y amigxs, un guiño de orgullo por el lugar de donde venimos, y este zamba no tiene armas porque no las necesita para disparar contra el odio a los pibes villeros.
Soñamos con la posibilidad de que no sea un solo zamba y que mucho otros tengan la posibilidad de existir sin cargar con un estigma que los juzgue por su ropa y color de piel.
Ame C”
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