Tras el 1-1 en los 90 minutos, Gimnasia y Central Córdoba de Rosario definieron el pase a octavos desde los doce pasos. El Lobo no logró imponerse en la tanda de penales, a pesar de una gran atajada del Mono Insfrán, y, para su decepción, quedó eliminado prematuramente de la Copa Argentina ante un equipo de la Primera C.
El Lobo no logró hacer valer la diferencia de categorías existente entre ambos equipos, ya sea en el plano físico como en el futbolístico. No pudo ser dinámico, no tuvo fluidez, y poco a poco fue cayendo en una meseta que benefició al Charrúa. Si bien logró generar situaciones de peligro, se mostró impreciso y falto de claridad a la hora de terminar las jugadas.
El equipo de la Primera C, que venía de eliminar a Sarmiento de Junín, jugó de igual a igual, no llegó a San Nicolás para ser espectador de lujo. Al contrario, si bien le llevó un par de minutos hacer pie, una vez que logró asentarse en el partido manejó mejor la pelota, triangulando y llegando al arco del Mono Insfrán con criterio y peligro.
En el complemento el Lobo aprovechó la merma física del rival, esperable, por supuesto, y comenzó a mandar en el partido. No con un gran juego ni con grandes individualidades, pero sí con mayor convicción y decisión. Así, luego de unos minutos de domino, destrabó el partido gracias al Mago Merlini y logró imponerse también en el marcador.
Sobre el final llegó la inesperada sorpresa. Con un claro offside no sancionado, Marín empató el partido de manera agónica y mandó la definición a los penales, donde Castillo y Piedrahita no pudieron con Colombo, la figura del partido, y el equipo de Flores quedó finalmente eliminado del certamen.
Gimnasia se despidió del semestre con una gran decepción en Copa Argentina. Con mucho para revisar desde el rendimiento y desde los futbolístico, el ciclo de Flores quedó una vez más bajo la lupa y el parate servirá para tomar decisiones y pensar en lo que viene, ya que el Lobo debe preocuparse por sacar puntos para no complicarse en la zona baja de la tabla.