En la nueva serie de HBO Max “Mountainhead”, protagonizada por Steve Carell y creada por el mismo autor de “Succession“, Argentina no aparece como un detalle pintoresco ni como fondo de algún personaje secundario: es el centro del chiste.
En medio de un mundo al borde del colapso provocado por la inteligencia artificial, los dueños de las grandes empresas tecnológicas deciden “salvar” países enteros. ¿Cuál eligen como ejemplo del desastre global?…sí, Argentina.
El personaje de Carell, Randall, forma parte de un cuarteto de multimillonarios que, al estilo Silicon Valley, creen poder resolver todo con ideas disruptivas y mucho cinismo.
Lo acompañan Jeff, un CEO de inteligencia artificial; Ven, el dueño de una red social que manipula información; y Souper, el creador de una app de meditación que pretende rediseñar el alma humana. Es este último quien toma la posta para “encargarse” de Argentina.
Un país colapsado como “laboratorio”
Las menciones a nuestro país son explícitas y constantes. En un momento, Souper lee en voz alta una noticia: “Argentina, al borde del colapso financiero”, y agrega: “Argentina es un caos. Argentina… está cayendo. El Banco Central enloqueció”. La frase no necesita interpretación: el colapso económico argentino es tratado como algo obvio, asumido y hasta útil para los fines del relato.
Le sigue Jeff con una línea que remite al sur global como zona de desastre: “Hiperinflación global en el sur”. Y Ven, sin ponerse colorado, propone avanzar sobre naciones débiles: “¿Tomamos el mando de algunas naciones debilitadas?”, y menciona entre ellas a “Argentina, Venezuela, Cuba”, con El Salvador como país piloto.
La burla que nos toma para “la chacota”
A partir de allí, la Argentina se transforma en un experimento. El grupo designa a Souper como su representante para manejarla, y en tono burlón, Carell lo despide con un “¡Estás al mando, Eva Perón!”.
Ya en videollamada con autoridades argentinas, Souper pregunta: “¿Quién es quién en el golpe?”, como si los cambios de gobierno fueran parte del decorado.
Más adelante, define a los argentinos como “tipos intensos” y sostiene que “realmente los tenemos”, confirmando que el país está bajo control. Intenta venderles su aplicación de meditación alegando que así se logra “una población muy dócil” y no escatima en ofrecer “ideas muy interesantes sobre las jubilaciones del sector público”, una frase que, en la estricta actualidad local, resuena con ecos bien concretos.
Al final del episodio, y tras varias reuniones, Souper se resigna a no ejercer el poder directamente. “Al final lo dirigiré desde Miami”, concluye. Una frase que podría ser chiste… o un diagnóstico brutal.
Mountainhead no apunta a hacer un retrato realista de la geopolítica actual. Pero lo que deja en claro es que, para ciertos sectores del poder global, la Argentina representa el ejemplo perfecto de país frágil, manipulable, sin defensas institucionales ni resistencia social suficiente para frenar experimentos financieros o sociales que no se animan a implementar en el primer mundo.
Y cuando una comedia norteamericana convierte al país en un sketch repetido, probablemente el chiste (para nosotros) no sea tan gracioso.