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Javier Milei obligó a renunciar a un director del CONICET: Denuncia persecución ideológica

El ahora ex funcionario es Manuel García Solá, y se opuso a “acciones persecutorias” sobre becarios e investigadores por parte de la conducción del Conicet

En una decisión que evidencia un clima autoritario en el ámbito científico y académico, Manuel García Solá, hasta ahora director del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) en representación de la Sociedad Rural Argentina (SRA), se vio forzado a presentar su renuncia, después de presiones provenientes del gobierno de Javier Milei.

Según declaraciones del propio García Solá, la presión para su salida vino directamente del Gobierno, en respuesta a su rechazo a participar en actos de persecución ideológica contra becarios e investigadores.

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En su carta de despedida, el exfuncionario, que también fue ministro de Educación en la década de 1990 bajo el gobierno de Carlos Menem, dejó claro que su dimisión no se debe a motivos personales, sino a su negativa a ser parte de un clima de represión ideológica.

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La renuncia de García Solá, un hombre con trayectoria en la educación y en el ámbito agropecuario, fue impulsada tras lo que él mismo calificó como un intento del Gobierno de censurar y condicionar a quienes integran el CONICET: “Nunca podría callar mi voz cuando se intentara cometer algún acto de persecución por ideas científicas, políticas o religiosas”, manifestó en un comunicado que generó amplio debate.

BECARIOS E INVESTIGADORES EN LA MIRA

García Solá también aprovechó para recordar otros episodios de censura que afectaron a la institución en estos últimos meses de la gestión de Javier Milei en el ejecutivo, incluyendo el retiro de investigaciones del repositorio del CONICET por motivos que considera netamente ideológicos.

En una entrevista en Radio con Vos, destacó la situación diciendo: “Tuvo trascendencia pública el retiro de varios trabajos del repositorio del CONICET, simplemente por los títulos, como el recordado caso del estudio sobre el ‘sexo de Batman’. Es delicado, muy delicado, en un país cuyos investigadores han puesto al CONICET en el primer lugar de América Latina y el número catorce del mundo por su libertad de criterio”.

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La situación, que se originó en las oficinas de la Casa Rosada, rápidamente alcanzó a la Sociedad Rural Argentina, la entidad que había propuesto a García Solá para el cargo en 2022.

De acuerdo con García Solá, el gobierno contactó a la presidencia de la SRA y presionó para que fuera esta entidad la que le solicitara su dimisión.

Nicolás Pino, presidente de la SRA, sostuvo un diálogo privado con García Solá en el que, según el ahora exdirector del CONICET, se vio en la obligación de aceptar su renuncia: “No quiero hablar sobre los detalles de la charla, pero entendí que el pedido de Pino estaba relacionado con ciertos eventos recientes en la Rural que claramente tienen un trasfondo de control ideológico”, añadió García Solá.

CONICET : UNA INSTITUCIÓN “PARALIZADA”

En sus declaraciones, García Solá denunció una serie de prácticas que, a su juicio, buscan coartar la libertad de pensamiento y el desarrollo científico autónomo en la Argentina.

Según él, la institución, reconocida históricamente por su independencia, atraviesa un momento de “parálisis” desde el cambio de Gobierno, donde el nuevo directorio parece favorecer un alineamiento ideológico con los intereses de la Casa Rosada.

La declaración de García Solá, en este sentido, se vuelve una advertencia para el sistema científico y educativo, que, según él, debería ser el bastión de la libertad de pensamiento. “Lo que les señalé a mis amigos en la Sociedad Rural es que no hay precedentes de libertad económica si no existe libertad política y de conciencia”, enfatizó, subrayando que estos principios deberían ser defendidos por las instituciones científicas en un país que enfrenta constantes desafíos en términos de desarrollo y soberanía.

Con este panorama, la renuncia de García Solá no es solo un punto de conflicto entre el Gobierno y el CONICET, sino que representa una problemática de mayor alcance sobre el rol de la ciencia en la Argentina y los riesgos de la intervención ideológica.

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