El Banco Central de la República Argentina (BCRA) decidió dar un paso drástico en el ámbito monetario al interrumpir los contratos de impresión de billetes con la Casa de Moneda, un organismo que ha sido clave en la producción de papel moneda. Esta decisión afecta especialmente a las entregas pendientes de billetes de 1.000 y 2.000 pesos, que no serán llevadas a cabo debido a dificultades de producción en la imprenta estatal. Fuentes oficiales confirmaron que, a partir de ahora, la impresión de estos billetes de denominaciones bajas ya no es necesaria.
Ante los constantes atrasos de la Casa de Moneda y el impacto de la inflación, el BCRA espera recibir los nuevos billetes de 20.000 pesos y continuar la producción de billetes de 10.000 pesos para satisfacer la demanda de efectivo. Con este movimiento, la Casa de Moneda se aproxima a una inactividad total, un cierre que fue anunciado oficialmente por el gobierno en semanas anteriores.
Mediante un comunicado interno, la dirección de la Casa de Moneda informó a su personal sobre la finalización de la producción de billetes. Se les indicó que aquellos que no tengan actividades asignadas deben tomar vacaciones. “A partir de hoy a las 22:00 hs. se detendrán todos los procesos productivos referentes a la fabricación de billetes”, se especificó en el mensaje, que también apuntó que hasta ahora no ha habido despidos ni suspensiones, aunque hoy se implementaron estas vacaciones obligatorias.
La decisión del Banco Central, tomada en una reunión del Directorio el pasado viernes, se fundamenta en dos razones clave. La primera es el “incumplimiento total” del cronograma de entrega de billetes por parte de la Casa de Moneda, que contaba con tres contratos firmados por la gestión de Miguel Pesce durante el gobierno anterior. La segunda razón es económica: la Casa de Moneda cobró al BCRA un precio que duplica el costo de impresión de billetes en el exterior, lo que llevó a la decisión de cancelar los contratos.
El BCRA había desembolsado ya el 45% del monto correspondiente a estos contratos, cuya entrega estaba programada entre 2021 y 2023, pero todos los plazos han sido incumplidos. En el contexto actual, el sistema financiero se enfrenta a un exceso de billetes de 1.000 pesos, lo que ha llevado a muchos bancos a buscar soluciones alternativas, como alquilar depósitos para almacenar estos billetes, a los que en la jerga se les denomina irónicamente “sarcófagos”.
La Casa de Moneda y un futuro incierto
Con la paralización de la producción de billetes, la Casa de Moneda pierde su función esencial, dejando sin actividad tanto su histórico edificio en el barrio de Retiro como su planta en Don Torcuato, anteriormente ligada a un escándalo de corrupción. Además, otros servicios que ofrece la imprenta estatal, como la producción de chapas patentes, también han estado marcados por incumplimientos.
La Casa de Moneda no participó en la reciente licitación internacional para la impresión de los nuevos billetes de 20.000 pesos, un encargo que fue adjudicado a una empresa china. Este giro de los acontecimientos ha llevado al Gobierno a cuestionar la necesidad de mantener un organismo estatal para la impresión de billetes.
En un contexto de inflación creciente, resulta irónico que mientras se introducen los nuevos billetes de 20.000 pesos, la Casa de Moneda continuaba imprimiendo billetes de 1.000 para cumplir con entregas pendientes. Sin embargo, los datos del BCRA indican que actualmente hay en circulación 5.701 millones de billetes de 1.000 y 1.105 millones de 2.000, lo que asegura un suministro adecuado en el sistema, haciendo innecesaria cualquier producción adicional de denominaciones bajas.
Con estas decisiones, se abre un nuevo capítulo en la política monetaria argentina, marcado por la reducción de costos y una búsqueda de eficiencia en un contexto económico desafiante.