En las últimas semanas Claudio Tapia, presidente de AFA, se expresó a viva voz sobre la chance de que los hinchas visitantes puedan por fin regresar a las canchas del fútbol argentino. Este martes 10 de junio se cumplen 12 años de la última ocasión en la que eso sucedió.
La fecha remite a un día trágico para la pelota, en el que no se manchó pero se tiñó de luto: aquel lunes de 2013 un hincha de Lanús, Javier “Zurdo” Gerez, perdió la vida en las inmediaciones del Estadio Ciudad de La Plata por el accionar de la Policía Bonaerense.
Desde ese lamentable día su recuerdo persiste en la memoria de todos los hinchas, granates en particular y del fútbol argentino en general. El enojo y la tristeza fueron los sentimientos imperantes en una jornada cargada de dolor en la que la represión policial se cobró una vida.
La solución, por parte de AFA y la Provincia, fue cortar por lo sano: a pesar de que no hubo incidentes entre las parcialidades se decidió eliminar al público visitante de todos los partidos del fútbol local, un precedente que hoy sigue vigente salvo en la Copa Argentina.
Estudiantes vs. Lanús: el recuerdo de un partido fatídico
La tarde de aquel frío día en la ciudad de La Plata debía marcar el cierre de la fecha 17 del Torneo Final. Estudiantes recibía en el Estadio Único a Lanús, que todavía mantenía viva la ilusión de alcanzar en la cima a Newell’s. Apenas pasadas las cinco de la tarde inició el encuentro, pero el juego no tardó en detenerse.
Corrían ocho minutos de juego y el Granate tenía un tiro de esquina cuando Patricio Loustau sonó el silbato y detuvo las acciones, alertado por corridas en la tribuna visitante. El foco de conflicto fue una confrontación en la zona de accesos, pero el jefe de operativo dio garantías para seguir. Dos minutos después el partido se reanudó, pero solo por treinta segundos.
El caos en la tribuna seguía y las detonaciones de las armas policiales se sentían por doquier. Desde la tribuna local se presumía un enfrentamiento entre los visitantes y la policía, pero todo era incertidumbre. Llamativamente cinco minutos más tarde el juego volvió a reanudarse, a pesar de que los hinchas locales se veían agitados, alterados y las corridas seguían.
En la media hora durante la cual la pelota pudo rodar Leandro Desábato primero y Duvan Zapata más tarde convirtieron dos goles para Estudiantes. Tras el entretiempo, no habría más fútbol: en la tribuna se había producido un asesinato, por un disparo a quemarropa. La policía había matado a un hincha.
Javier Gerez tenía 42 años, estaba casado y tenía un hijo. No era barra, sino que pertenecía a la subcomisión del hincha. Ese día, quizás por una premonición, les había pedido a sus hermanos que no fueran a la cancha y sobre todo que no llevaran a sus sobrinos, por temor a la cada vez más frecuente represión policial en las canchas bonaerenses.