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INDIGNACIÓN EN TIEMPOS LIBERTARIOS

Burla racista en Fin de Año: El calvario de Koki, un changarín que solo buscaba trabajar

Yendo a Ezeiza con sus herramientas en mano y el corazón roto, un changarín sufrió la peor crueldad: una burla racista que destruyó su fin de año y su fe

El último día de 2024, mientras muchos ultiman los preparativos para celebrar, otros luchan por llevar un plato digno a la mesa de fin de año. Juan José Ramas Pérez (en redes “Koki de Mataderos”), es uno de esos trabajadores que sobreviven con changas ocasionales, esforzándose por mantener a su madre, quien sufrió un accidente hace más de un año, y a su hijo pequeño.

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En un contexto de precariedad, Koki publicó en la red social X un pedido sincero de trabajo, ofreciendo sus servicios de limpieza, poda y tareas manuales a cambio de dinero o mercadería.

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(La imagen de portada fue generada por IA)

Sin embargo, lo que parecía una oportunidad laboral terminó en una de las muestras más brutales de crueldad y discriminación que una persona puede sufrir.

La trampa

El 31 de diciembre a primera hora, Koki recibió un mensaje de un supuesto contratista que le ofrecía un trabajo en Ezeiza. Desesperado por llevar algo a su casa para la cena de la noche, pidió prestado para el viaje y cargó sus herramientas, dispuesto a comenzar la jornada. A lo largo del trayecto, intercambió mensajes con su interlocutor, quien le aseguraba que sus “empleados” lo esperarían.

Al llegar, la realidad le golpeó como nunca antes: se trataba de una burla. “Jajaja fuiste hasta Ezeiza, marronazo. Hoy no comés. Búscate un trabajo de verdad, negro de mierda”, rezaba el último mensaje antes de que lo bloquearan.

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La burla, un reflejo del clima social

El término “marronazo”, una expresión que ha ganado tracción en redes sociales bajo el ala de discursos racistas y clasistas, no solo denigra por el color de piel, sino que además minimiza la lucha diaria de quienes se esfuerzan por sobrevivir.

Este ataque no es un caso aislado. Representa una corriente de odio normalizado, alentado desde sectores afines al gobierno de Javier Milei, cuya narrativa meritocrática culpa a los pobres por su situación, negando las condiciones estructurales que perpetúan la desigualdad.

En redes sociales, el impacto del relato de Koki fue devastador. La comunidad reaccionó con indignación y solidaridad, pidiendo que él compartiera su CBU para ayudarlo.

Entre los mensajes de apoyo, también surgieron recomendaciones legales para que denunciara a los responsables, aunque él mismo dudó de la eficacia del sistema judicial en un caso de esta índole.

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El diálogo de WhatsApp que registra lo sucedido con este changarín el día de fin de año

El diálogo de WhatsApp que registra lo sucedido con este changarín el día de fin de año

El rostro del sufrimiento

“Estoy caminando con todas las herramientas y llorando. No puedo creer que haya gente tan hija de pura”, escribió Koki en su cuenta.

Esa frase encapsula el dolor de un hombre que no solo perdió tiempo y dinero, sino también la fe en la humanidad. En otro tuit, más desgarrador aún, expresó: “Quizá cierre la cuenta y termine todo”.

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Koki no está solo en su sufrimiento, pero su historia se alza como una muestra brutal de las miserias humanas que las redes pueden amplificar. Más allá de la indignación puntual, esta situación deja en perspectiva un problema estructural: el odio hacia los sectores vulnerables que se exacerbó en tiempos de discursos libertarios.

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El diálogo de WhatsApp que registra lo sucedido con este changarín el día de fin de año

El diálogo de WhatsApp que registra lo sucedido con este changarín el día de fin de año

Un llamado a la empatía

La historia de Koki no debe terminar con un simple “me gusta” o un retuit. Es un grito de alerta sobre la necesidad de construir una sociedad que valore el esfuerzo y rechace el odio.

Mientras él intenta juntar los pedazos de su dignidad rota, los argentinos deberíamos cuestionarnos qué clase de país queremos ser.

El año nuevo debería abrir la posibilidad de cambiar ese discurso vomitivo hoy dominante, al menos en redes.

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