Maximiliano Abad y un voto lógico que debería haber asegurado Victoria Villarruel con los propios
Con la expulsión de Kueider, el oficialismo puede perder el Senado. Victoria Villarruel y un gol en contra. La alternativa lógica de Maximiliano Abad.
La última sesión en el Senado tuvo tintes de escándalo y terminó de manera desastroza para La Libertad Avanza, que podría perder el control de la Cámara Alta en manos de Unión por la Patria. La conducción de Victoria Villarruel, que no tendría que haber presidido la sesión, le valió un duro gol en contra a la coalición de gobierno. El desmanejo político de la vicepresidenta quedó más expuesto cuando Maximiliano Abad, uno de los pocos que votó en contra de expulsar a Kueider, mostró sus argumentos para votar en contra.
Abad, que aprendió en la Legislatura bonaerense las artes de manejar un bloque, señaló lo obvio: el oficialismo y sus aliados debían lograr la suspensión y el desafuero del senador entrerriano para someterlo al escrutiño judicial sin liberar su banca, que a partir de la expulsión será ocupada por la camporista Stefanía Cora. Cualquier otro resultado era una derrota.
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El cuerpo a cargo de Villarruel convocó la sesión sin tener asegurado el resultado. Tal es así que la decisión de expulsar a Kueider se tomó en medio del cuarto intermedio y a contramano de la voluntad de la vicepresidenta, que le pedía al radicalismo que acompañe el pedido de suspensión. Su plegaria fue infructuosa, al punto que los propios legisladores de La Libertad Avanza cambiaron su voluntad y acompañaron el pedido de expulsión.
No fue la única a la que se le rebeló la tropa. Mauricio Macri, que lucha por evitar que su rebaño salte a La Libertad Avanza, tampoco logró controlarlos. Del PRO sólo Enrique Goerling Lara, Andrea Cristina y Alfredo De Ángelis siguieron su designio de oponerse a la expulsión e ir por la suspensión y el desafuero. El resto votó igual que el kirchnerismo, el libertarismo y gran parte del radicalismo incluído Luis Juez.
"Con la suspensión y el desafuero hubiéramos logrado cuatro objetivos muy importantes. Se quitaban todos los derechos del senador involucrado: voz, voto y dieta; se le permitía a Arroyo Salgado detenerlo e investigarlo a fondo; dábamos una señal rápida y eficaz a la sociedad; y no le regalábamos una banca al kirchnerismo", sostuvo Abad.
Bajo esa lógica deberían haber jugado todos los legisladores no kirchneristas. En el tablero político el fin justifica los medios. Y el relato que forma parte de la batalla cultural se acomoda. Milei, que opinó sobre Kueider, lo pegó al kirchnerismo y dijo que "si es un corrupto lo tienen que echar a patadas en el culo". A efectos prácticos, con la suspensión de su banca y la entrega a la jueza Arroyo Salgado ese apartado hubiese quedado "cumplido".
La derrota es tal que ahora el oficialismo quiere anular la sesión bajo la excusa de que Villarruel no estaba facultada para presidir la sesión por el viaje de Javier Milei a italia. El propio Presidente dijo que "la sesión es invalida. Yo creo que se podría hacer nuevamente porque dados los números está claro que todos queremos a los Kueider de la vida afuera".
Más allá de las esperanzas que tengan los operadores políticos libertarios de anular la sesión, y las del propio Kueider, no parece un camino fructífero. Así las cosas, todas las tintas cargan contra la vicepresidenta, que defendió su rol de presidenta del Senado. "No incumplí ninguna Constitución, en tal caso el incumplimiento es de otros".
En lo pragmático, el Gobierno Nacional enfrentará un 2025 desfavorable en materia legislativa. El Senado, garante por ejemplo de la Ley Bases -donde Kueider cumplió un papel clave para su aprobación- tendrá 34 legisladores de Unión por la Patria, que quedará a solo 3 bancas del quórum y la mayoría simple, en un escenario donde la oposición es ampliamente mayoritaria y el oficialismo sólo cuenta con 6 bancas.
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