ANÁLISIS

Breve historia de las canciones del Peronismo bonaerense y el dilema de Kicillof

Las peleas entre las nuevas canciones o las de siempre son un clásico en el peronismo bonaerense. El repaso de las últimas internas y el dilema de Kicillof.

Las tensiones internas entre los renovadores y los ortodoxos – con distintos contenidos de renovación y ortodoxia - han sido una constante en el peronismo bonaerense. Los gobernadores o los aspirantes a serlo, han afrontado estas internas de diferentes maneras, aunque con un resultado común: pese a sus aspiraciones ninguno logró ser electo Presidente por el voto popular.

Repasando la historia: ¿Qué camino tomará Axel Kicillof?

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Sin entrar en detalles sobre el paso al ostracismo del díscolo Gobernador Domingo Mercante por sus diferencias con Juan Perón (y Evita) y su reemplazo por el “leal” Vicente Aloé o el más complejo desplazamiento del, afín a la Tendencia”, Oscar Bidegain en beneficio del vice, el “ortodoxo” Victorio Calabró, no es esta tensión entre el Gobernador Axel Kicillof y el peronismo que reporta a Máximo Kirchner y por transición a Cristina Fernández de Kirchner, la primera interna que conoce el poderoso peronismo bonaerense.

Internas del peronismo: allá, por los 80...

En épocas contemporáneas, el primer enfrentamiento importante fue en los 80 entre los sectores ortodoxos que lideraba el caudillo de Avellaneda, Herminio Iglesias y los que proponían nuevas canciones que se referenciaban en el entonces ex ministro de Economía, Antonio Cafiero.

Bloqueados los caminos oficiales para ser candidato, Cafiero “jugó por afuera” y en las elecciones parlamentarias de 1985 armó una alianza con los partidos Demócrata Cristiano, Renovador, Socialista Auténtico, Unión Popular y Laborista que se presentó con el nombre de FREJuDePa que significaba Frente Renovador Justicia, Democracia y Participación, “jugando” con el acrónimo del líder fundador para reafirmar así su condición de peronista y equilibrar el perfil centroizquierdista de sus aliados electorales.

Pero el dueño del sello bonaerense era Herminio y buscando consolidar el histórico voto peronista de la provincia, su boleta llevó las imágenes de Perón y Evita y, dicen que enterado de las intenciones de los “cafieristas” de utilizarla, revivió la marca electoral setentista FreJuLi: Frente Justicialista de Liberación.

Lo conformó con históricos aliados del peronismo como el frondicista Movimiento de Integración y Desarrollo, el Movimiento Patriótico de Liberación del “Colorado” Ramos, los conservadores populares de Solano Lima, el Nacionalista Constitucional del eterno Alberto Assef y otros sellos menores.

En la interna&externa el soberano laudó a favor de Cafiero. El FREJUDEPA obtuvo casi el 27% de los votos, lejos del 41,4% de la entonces arrolladora UCR, pero superior al magro 9,8% del FreJuLi que hasta quedó fuera del podio superado por el PI del “Bisonte” Oscar Alende. El resto es historia conocida, el peronismo bonaerense se ordenó todo (salvo Herminio que resistió casi solo y ahora él desde afuera) detrás de “Tony” Cafiero que en las elecciones del 87 resultó electo gobernador.

Entrando a los 90

Derrotado en 1988 en sus aspiraciones presidenciales por el ascendente caudillo riojano Carlos Menem, Cafiero intentó infructuosamente en 1990 una reforma constitucional que le permitiera reelegir en la Provincia y su momento pasó. Fue el turno al año siguiente del lomense Eduardo Duhalde, el último gobernador que fue además “Jefe” del peronismo bonaerense.

En condición de tal, resistió con éxito en la provincia los desafíos que le plantó el entonces Presidente Menem y arbitró su propia interna entre los más ortodoxos de la Liga Federal y los no tanto de la Liga Peronista Bonaerense.

Logró a la par de Menem su habilitación para ser reelecto en 1995, pero chocó en las parlamentarias de 1997 con la Alianza del Frepaso con la UCR y aunque finalmente logró torcerle el brazo a Menem y ser candidato a Presidente de la nación por el peronismo, la derrota con Fernando De la Rúa le impidió coronar.

Siguió sin embargo liderando el PJ bonaerense, colocó como candidato al luego gobernador Carlos Ruckauf y apalancado en ese poder, fue electo Presidente de la nación por la Asamblea Legislativa en 2002 tras la crisis que derivó en la renuncia del mandatario radical.

Nuevo siglo, viejas peleas

En la provincia, la salida anticipada de Ruckauf aupó al entonces vicegobernador Felipe Solá que desconfiado de la propuesta duhaldista de ser candidato a Presidente, optó en 2003 por reelegir como gobernador escoltado por una dama de probada pertenencia duhaldista, Graciela Gianettassio. A poco de asumir, empezó la tensión del gobernador con el duhaldismo con foco sobre todo en la Legislatura bonaerense que hasta llegó a rechazarle su proyecto de Presupuesto en 2005. Un escenario inédito para la provincia en la democracia moderna.

Ese año también en elecciones de medio término, el peronismo jugó su interna “por afuera”. De un lado, una vez más los ortodoxos duhaldistas (aliados con el PauFe del ex comisario Luis Patti en el Frente Justicialista), con la potestad del sello, las imágenes y la marcha y del otro lado, la nueva trova en la que el incipiente felipismo y su “despegue” fue “adoptado” por el Presidente Néstor Kirchner.

Armaron el Frente para la Victoria con el Frente Grande y otros sellos menores y en una recordada pelea de “alta peluquería”, CFK más que duplicó en votos a Hilda “Chiche” Duhalde (45,7% a 20,4%).

El turno de Daniel Scioli

Corridos de la escena bonaerense tanto Solá como el duhaldismo, llegó el turno en 2007 de Daniel Scioli gobernador. El acompañamiento de su vicegobernador, el matancero Alberto Balestrini, referente del peronismo bonaerense, matizaba las tensiones con los Kirchner que tomaron sí otro cariz cuando en 2011 el compañero de fórmula impuesto por CFK fue Gabriel Mariotto, quien desde el Senado bonaerense esmeriló todo lo que pudo a Scioli (aunque terminó abrazado con él).

Tras algunos escarceos menores tras la muerte de Kirchner, el hoy referente del “peronismo libertario” optó por evitar la confrontación directa con CFK y, superando la guerra fría entablada con el kirchnerismo, logró en 2015 ser el candidato a Presidente de la nación del peronismo oficial.

Perdió de todos modos con Mauricio Macri, repitiendo de alguna manera el camino de Duhalde. El peronismo en tanto, perdió la provincia tras unas primarias i-representativas que solo allanaron el camino de María Eugenia Vidal y la alianza del Pro con la UCR.

Quién quiere oir nuevas canciones

En 2019 el peronismo vuelve a ganar la Provincia con Axel Kiciloff de candidato quien, opacado por la interna nacional, pudo disimular un episodio que hoy visto a la distancia toma otro cariz: La intervención de su gestión que significó el nombramiento del “Bandido” Martín Insaurralde como Jefe de Gabinete por orden de CFK.

Para su reelección, logró sin demasiadas estridencias públicas conservar a la matancera Verónica Magario como compañera de fórmula, pero afronta ahora presiones en público de Máximo Kirchner y de quien, dicen, sería la candidata del kirchnerismo para PBA en 2027, la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza.

Cuentas las crónicas de la época que Dardo Rocha fundó en 1882 la ciudad de La Plata con la idea de que sirviera de publicidad para su futura campaña presidencial. Desde entonces, ningún Gobernador bonaerense logró ser electo Presidente a través del voto popular. ¿Qué camino tomará Kiciloff para intentar quebrar la “maldición”? ¿El de Scioli de sostener la guerra fría sin confrontación directa? ¿El de Solá de romper y buscar alianzas protectoras a nivel nacional? ¿Ir por afuera en las elecciones de medio término para posicionarse en las siguientes como hizo Cafiero?

El acto en conmemoración del Día de la Lealtad, lo muestra en principio con una estrategia mas parecida a la de Scioli porque, aunque no hizo apoyo explicito a CFK como candidata a presidir el Partido Justicialista, la puso si como referencia conceptual y ambiguamente rechazó participar en internas. La casi inexistencia, por ahora, de diferencias ideológicas e incluso de perfil entre cristinistas y kichilofistas, le facilitan al Gobernador esta estrategia, pero, las negras también juegan y el cristinismo puede forzarlo a tomar caminos que no están en su menú inicial. La película está en desarrollo.

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