Partiendo de su nombre e iconografía, el espacio abraza la figura de Kyle Rittenhouse, un joven de Illinois armado con un rifle semiautomático que asesinó a dos personas e hirió gravemente a otra en el marco de las protestas contra la brutalidad policial en Kenosha, Wisconsin el 25 de agosto de 2020, después de que el oficial de policía blanco Rusten Sheskey asesinase a Jacob Blake, un hombre negro.
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Rittenhouse, que alegaba estar “defendiendo la propiedad privada”, fue absuelto un año después y celebrado por la ultra-derecha y el supremacismo blanco a nivel internacional como una figura heroica, viralizando la consigna “Kyle was right” (“Kyle tenía razón”), aquella misma consigna que puede verse pintada en el mural central del espacio platense.
Los integrantes que se muestran públicamente son sólo tres y no se sabe si existen más miembros de tal organización política.
ES UNA ALIANZA DE ANTICOMUNISTAS ARGENTINOS
Se reivindican como de ultraderecha y “liberales a ultranza”, aunque también dicen estar abiertos a nacionalistas, católicos y cualquier persona que luche contra lo que llaman “la opresión colectivista“.
Su objetivo es combatir contra el marxismo que proclaman como ideología dominante en Argentina, y en sus vivos de Facebook explican cual fue el motivo por el que eligieron como símbolo al joven norteamericano, que fue procesado pero absuelto por la justicia de aquel país por aplicar el derecho a la “legítima defensa”.
Descreen de los medios de comunicación, por considerar que son mayoritariamente de izquierda, y se defienden sólo a través de redes sociales de lo que consideran acusaciones infundadas de ser nazis, fascistas y promotores de la violencia civil por reivindicar el uso de armas indiscriminadamente.
Decenas de organizaciones de Derechos Humanos dieron a conocer un repudio general a esta organización, explicando entre otros aspectos por qué los catalogan como negacionistas:
“El espacio del Centro Cultural CCKR funciona como una fuerza de promoción de tendencias negacionistas en torno al genocidio producido en la última dictadura cívico-militareclesiástico-empresarial de 1976, abanderándose como un espacio contrario a las políticas en torno a la memoria y reparación históricas a los crímenes del terrorismo de Estado, como lo prueban muchas de las expresiones editoriales de sus organizadores que han caratulado al 24 de marzo como “el Día de Lucha contra la Subversión”, o que en el marco de la fecha han salido a pintar consignas en la calle como “ni 30.000 desaparecidos, ni 30.000 víctimas”. En muchos de sus comunicados se refieren a las personas detenidasdesaparecidas como “terroristas”, reflotando en sus redes la teoría de los “dos demonios”, “la guerra sucia” y “la amenaza subversiva”. También se comparten materiales de reivindicación a represores militares.
SU ACTIVISMO EN LAS CALLES
Los integrantes de esta célula de ultraderecha ya realizaron protestas frente a la gobernación bonaerense que, según cuentan ellos, no recibieron atención de ninguna autoridad.
Las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos también denunciaron que “promueven y ejercen prácticas sistemáticas de hostigamiento, agresión y acoso a diversas comunidades locales, además de difundir discursos de odio, intolerancia y negacionismo” y advirtieron que, “en sintonía con una ultraderecha que busca fortificar ‘frentes de batalla cultural’, conciben el espacio como un centro desde el cual construir y reactualizar una cultura de derecha, que tiene profunda raigambre militarista, racista, misógina, homo/lesbo/transodiante, xenofóbica, antisemita y negacionista”.
¿QUIÉNES SON?
Por estas horas se encuentran activos intentando dar a conocer su posturas y sus historias de vida. Niegan ser supremacistas blancos porque incluso tienen “un integrante morocho“, y niegan ser nazis porque otro de sus seguidores es de origen judío, lo que celebran entre risas durante sus vivos de Facebook.
Sus nombres son Eduardo Ferreyra, Sebastian Poch, y un integrante al que llaman Dherman de quien ellos mismos reconocen (y no en tono de broma), que tiene “problemas mentales severos“.
Poch es el “alma mater” del “Centro Cultural” y comenta haber crecido en España, algo que su acento no permite ocultar.
Se autodenomina como “leñador” o ‘talador de árboles’ como ocupación, y su compañero dice ser locutor desocupado. El tercero de ellos es albañil.
También Poch se ufana de haber sido el organizador de Fuerza Unidaria Argentina, de la cual admite que “debe recuperar el lugar que ha dejado”.
Esta agrupación, también de ultraderecha, fue una de las organizadoras de las marchas anticuarentena de 2020 que lo llevó a codearse, según cuenta, con Viviana Canosa y Javier Milei entre otros famosos mediáticos, de quienes se quejan porque “avalan sus prácticas e ideología en secreto, pero no lo manifiestan públicamente“.
“Nunca dejemos que la blasfemia, megalomanías o delirios de grandeza esten por encima de nuestros objetivos, Fuerza Unidaria es un sentimiento“, proclaman en sus redes a ese respecto.
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