La Plata – Magdalena – Punta Indio

La vuelta del tren lechero toma fuerza

El grupo de vecinos autoconvocados por la vuelta del tren recurrió a una dresina para transitar los 120 kilómetros de vía que unen a La Plata con Pipinas.

Cuando el reclamo está cumpliendo la mayoría de edad, circuló una vieja zorra ferroviaria por la vía que conecta La Plata con Pipinas. La organización “Por la vuelta del tren La Plata – Pipinas” repetirá la actividad este domingo desde las 8:00 en Parque Sicardi. Hay que llevar pala, agua y barbijo.

La idea de limpiar y circular con la zorra es plantear que la vía está limpia y libre”, explica Facundo Sánchez, un ingeniero mecánico oriundo de Quilmes que participa de una corriente de ingenieros por el desarrollo de la industria, la ciencia y la tecnología nacional. Después de la primera jornada en la que iban a limpiar 80 metros, pero terminaron en 350, Facundo entiende que los rieles “no se ven deteriorados”, pero hay que evaluar si resisten un “peso ferroviario”.

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La historia del ferrocarril es la historia de la política económica de Argentina. Pasó por todos los estados: nacimiento, expansión, nacionalización, recorte, privatización, cierre, abandono y resistencia. El país supo tener 47 mil kilómetros de vía que unían a Buenos Aires con el resto del territorio. Todos los caminos conducían a Buenos Aires. Esa cifra comenzó a bajar, dictaduras mediante, hasta unos 18 mil kilómetros operativos.

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La zorra circuló para pedir la vuelta del tren. Foto: gentileza de Rosanna Chiape.

La zorra circuló para pedir la vuelta del tren. Foto: gentileza de Rosanna Chiape.

Roberto Zungri es una de las personas que encabeza la lucha por la vuelta del servicio que alguna vez transportó la producción de la cuenca lechera bonaerense. Es veterinario egresado en la Universidad Nacional de La Plata y se recibió estudiando desde la localidad de Bavio, partido de Magdalena. Iba en tren. También iba en tren a Tapiales a visitar a su abuelo, un empleado ferroviario. En el ocaso de la década neoliberal fundó una ONG para empezar a pedir la reactivación del ramal y hoy la comunidad organizada en torno a la vuelta del tren La Plata – Pipinas está en las 12 localidades que alguna vez conectó.

Como docente de la escuela agraria, Roberto vio cómo “chicos y chicas tuvieron que resignar sus posibilidades de futuro porque no tenían para afrontar el transporte a La Plata”, relata y remarca: “yo le pongo nombre y apellido a la exclusión y a la inequidad. No es un discurso teórico”. Él como estudiante había perdido una cursada por la demora del tren, pero hoy sus estudiantes ni siquiera tienen cómo llegar.

Actualmente, comunidades de todo el país luchan por la restitución de los servicios ferroviarios porque al “ramal que para, ramal que cierra” le prosiguió un “pueblo sin tren, pueblo que muere”. Según un estudio de la ONG Recuperación Social de Poblados Nacionales que Desaparecen ( Responde), en 1991 había 430 pueblos del país con menos de 2 mil habitantes y perdiendo población. En el 2001 llegaron a ser 600 y 90 que ya no registraban población estable.

Por la vuelta del tren La Plata-Pipinas

En el caso de Pipinas, localidad de la estación terminal ubicada en el partido de Punta Indio, la población no ha dejado de descender y en el censo del 2010 se registraron 954 habitantes. Al cierre del ramal en los años de la dictadura se le sumó el desguace de la cementera del pueblo fundada por CORCEMAR, adquirida por Loma Negra y clausurada en 2001. “Mientras que no haya un medio de transporte proletario no hay futuro para muchas personas que viven en zonas del territorio que no tienen servicios básicos como este”, pronostica Zungri.

En la previa de la segunda jornada de limpieza y circulación para la vuelta del tren, que será desde calle 659 y 30, los organizadores anuncian un nuevo objetivo: adquirir otra zorra para ir haciendo la misma tarea, pero desde Pipinas. Si todo sale bien, y el estado de la vía lo permite, el objetivo es encontrarse a mitad del recorrido habiendo dejado atrás un par de rieles limpios y un terraplén desmalezado. “Con discursos llenos de la palabra equidad, igualdad de oportunidades, desarrollo territorial, no podemos menos que alentar la esperanza de que esto se va a dar”, aseguran.

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