Club Hotel de la Ventana

En Tornquist yacen las ruinas del titanic argentino

Rodeado de la belleza serrana de Tornquist, el Club Hotel de la Ventana será uno de los lugares más visitados durante Semana Santa.

En marzo de este año se cumplieron 101 años del cierre del Club Hotel de la Ventana y en noviembre se cumplirán 110 desde que fuera inaugurado. En esta Semana Santa cerca de 1000 turistas irán a conocer las ruinas de uno de los primeros complejos turísticos de lujo argentinos, construido en Tornquist. Fue tan ostentoso como efímero y al día de hoy constituye uno de los sitios predilectos de la comarca serrana.

Todo comenzó en 1904 cuando Manuel Láinez y el doctor Félix Muñóz proponen construir un hospital para enfermedades respiratorias en Villa Ventana, 560 kilómetros al sur de La Plata. El gran terrateniente de la zona adquirida durante la Conquista del Desierto, Ernesto Tornquist le comenta la idea a Samuel Hale Pearson, un representante de la empresa británica que controlaba los ferrocarriles de la época. Así, el proyecto adquiere otro objetivo: uno mandaría a hacer el hotel y el otro lucraría con el transporte.

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El 11 de noviembre de 1911 se inaugura el complejo con una fiesta a la que asistió toda la aristocracia porteña incluyendo a Julio Argentino Roca, quien calificó al Club Hotel como “la maravilla del siglo”. En un predio de 10.800 hectáreas se había construido un edificio de 6.400 metros cuadrados y 3.200 en doble planta, con materiales importados y opulentos, una parquización inspirada en Carlos Thays y una flota vehicular de Mercedes Benz a disposición. Tenía casino, pileta, cine, sala de baile, club privado, deportes (tenis, golf, polo) y se autoabastecía casi por completo. Llegó a tener más empleados que la cantidad de habitantes actuales de Villa Ventana y máquinas productivas de avanzada.

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19 kilómetros separaban la estación de tren de Tornquist del Club Hotel de la Ventana.

19 kilómetros separaban la estación de tren de Tornquist del Club Hotel de la Ventana.

Para graficar el público objetivo del complejo y la calidad de su diseño, se lo suele comparar con el transatlántico Titanic que zarpó de Southampton el 14 de abril de 1912. “Si Rose (Kate Winslet) se hubiese copado un poquito y se hubiese corrido de la maderita para que Di Caprio (Jack) no se muriera y se casaran podrían haber venido de luna de miel al Club Hotel”, asegura el guía de turismo “en modo stand up” Pablo Parotti. “Son dos unidades económicas separadas, pero vendibles a las mismas familias”, explica.

Hace 6 años que Parotti organiza visitas al lugar a las que define como “proceso de inmersión o de interpretación histórica”. Se trata de una caminata por los restos del “monstruo todo roto” en los que va contando el devenir del predio. “Al Club Hotel le pasó la república Argentina por arriba”, le resume Parotti a los turistas.

Llegó la primera guerra mundial y su consecuente crisis económica, y una ley durante el gobierno Yrigoyen que prohibió los juegos de azar. Esto bastó para derribar el negocio turístico. A partir de ahí, el Club Hotel naufragó: fue centro de detención de soldados nazis, pasó a manos de la Provincia de Buenos Aires, fue colonia de vacaciones de la congregación salesiana, lo administró la Universidad Nacional de La Plata, volvió a manos privadas a principios de los 80 para su restauración y se incendió “misteriosamente” en 1983. El titanic de las sierras había encontrado su iceberg.

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Dos años después de la inauguración del Club Hotel, se puso en marcha un tren para trasladar huéspedes. Foto: gentileza de @sierraventanaturismo.

Dos años después de la inauguración del Club Hotel, se puso en marcha un tren para trasladar huéspedes. Foto: gentileza de @sierraventanaturismo.

“Si vas hoy a las ruinas del Club Hotel están libradas al azar, te diría de terreno baldío”, lamenta Pablo y precisa: “más allá de cortar el pasto y de ponerlo en condiciones para estos cuatro días que va a haber mucha gente, a las ruinas no se acerca nadie”. Tal es así que, en medio de una visita, una turista (oriunda de la ciudad cabecera del distrito) le contó que las lajas que puso en el jardín de su casa habían sido extraídas del hotel. “Ahí tenés otro negocio: visitas a las lajas inglesas del Club Hotel con choripán”, bromea el guía para luego ponerse serio y recordar el “proceso de micro saqueo de la década del 90”.

En 1999, los restos del complejo fuero declarados Monumento Histórico de la Municipalidad de Tornquist y pasaron a formar parte del circuito de turismo alternativo de la comarca. Durante el fin de semana largo de Semana Santa, protocolos mediante, cinco prestadores turísticos de Villa Ventana ingresarán al complejo unas 7 veces para mostrar el presente triste del Club Hotel y relatar el pasado glorioso que supo ostentar.

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