Hay maneras y maneras de conmemorar el Día del Inmigrante Italiano. Algunas invitan a la reflexión sobre los aportes de aquella oleada migratoria que, a fines del siglo XIX y principios del XX, transformó para siempre la identidad argentina. Otras, en cambio, exhiben un revisionismo selectivo que roza el delirio xenófobo. Claudio Zin, médico, ex ministro de Salud bonaerense, optó por la segunda. Y el tuit le salió mal.
Con una torpeza solo comparable a su falta de conocimiento histórico, Zin publicó en la red social X un mensaje en el que diferenciaba a los inmigrantes italianos –a quienes pretendía elogiar– de los peruanos, a quienes vinculó de manera generalizada con el narcotráfico.
“Queremos inmigrantes de este tipo, no peruanos narcos”, escribió. Una sentencia breve, pero lo suficientemente escandalosa como para desatar un vendaval de respuestas que lo dejaron en evidencia.
KARMA INMEDIATO AL TUIT DE CLAUDIO ZIN
El problema de los discursos discriminatorios es que suelen tener un retorno instantáneo. Y Zin no tardó en recibir un baño de realidad de parte de aquellos que, a diferencia de él, han leído al menos una página de historia argentina.
Porque si hay algo que los inmigrantes italianos del pasado no fueron es el epítome del refinamiento y la pulcritud.
Llegaron con lo puesto, fueron objeto de desprecio y sospecha, y –dato no menor– estuvieron lejos de ser ajenos a los delitos que el médico ahora adjudica con liviandad a los peruanos.
Uno de los primeros en responderle se lo explicó con claridad en otro tuit: “Amigo, los migrantes tanos (de los que vos descendés y por los cuales ocupaste cargos representativos en Italia) eran lo más bajo de lo bajo del escalafón socioeconómico. Vos serías el objeto de tus propios dichos de mierda 130 años atrás.”
Otra respuesta fue aún más contundente: “Los que inauguraron la mafia en Rosario eran italianos. Agarrá un libro de historia, abuelo.”
Porque aunque Zin prefiera la amnesia selectiva, la historia registra con precisión la llegada de organizaciones criminales italianas al país. La proliferación de la Cosa Nostra, la Camorra y la ’Ndrangheta en territorio argentino, y su influencia en el delito organizado sucedió mucho antes de que el narcotráfico moderno siquiera existiera.
REPUDIO HASTA DE ITALIANOS
Hubo también quienes lo interpelaron desde la propia herencia italiana, recordándole que los inmigrantes que hoy idealiza fueron despreciados en su momento de la misma manera en que él ahora desprecia a otros. “Soy nieta de inmigrantes italianos. Esos inmigrantes eran tratados igual que usted está tratando a otros inmigrantes. Lea M’hijo el dotor y vea cómo el doctorcito se avergonzaba del padre.”
Pero quizás el tuit más lapidario fue la que le recordó su propio pasado: “Y yo quiero gente que se presente a dar la cara en la justicia, y no como vos, que falsificabas medicamentos.”
Porque más allá de su súbita preocupación por la delincuencia, Zin también tuvo sus propios problemas con la ley, incluyendo una causa por la venta de medicamentos truchos que lo retiró de la política local.

La conclusión es evidente: hay frases que es mejor no escribir. Porque cuando se arroja una piedra a una pared de vidrio, la posibilidad de que todo termine en esquirlas es altísima. Claudio Zin lo comprobó en carne propia.

