Libertarios de acá, eufóricos con Donald Trump, quieren cancelar a actores de Hollywood
Como la gran mayoría de actores de Hollywood apoyaban a la demócrata Harris, ahora los libertarios de Milei, envalentonados con Donald Trump, buscan cancelarlos
Parece una escena sacada de un guion improbable: ciudadanos de diferentes ciudades argentinas, incluso bonaerenses —desde Ramos Mejía hasta San Fernando — tecleando fervorosamente en redes sociales contra los millonarios actores de Hollywood. Las redes están encendidas; las cuentas libertarias, que ahora se sienten un poco “parte” del reciente triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, se lanzaron a la cruzada de “cancelar” a celebridades como Mark Ruffalo y Scarlett Johansson, quienes se habían pronunciado a favor de la demócrata Kamala Harris.
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AVENGERS, THANOS Y TRUMP
Bajo la lógica de que estos “Vengadores” de la democracia progresista “derrotaron a Thanos pero no a Trump”, los seguidores de Milei encontraron en esta cruzada su más reciente motivo de orgullo.
El tono en redes no carece de una cierta ironía cósmica.
Desde la comodidad de sus sillones, tuitean los detractores, instando a otros a boicotear películas, series y canciones de aquellos “artistas progresistas” que, según estos usuarios, fueron “derrotados” por el avance de la derecha internacional.
Mark Ruffalo se está convirtiendo en un blanco preferido, como si su papel de Hulk lo hubiese puesto en la mira de estos soldados del Twitter libertario, quienes sienten que su arremetida contra la industria hollywoodense podría —y aquí la palabra clave es “podría”— tener un impacto en su agenda conservadora global.
Claro, la narrativa épica que estos libertarios argentinos intentan construir resulta un tanto ridícula cuando se confronta con la realidad.
Desde algún punto del conurbano, un usuario en particular escribió, en un tono que mezcla fervor político con agresividad infantil, que los artistas de izquierda son “fracasados” por no haber logrado imponerse en las urnas.
Pero el humor de la situación queda de manifiesto cuando recordamos que estos mismos actores, multimillonarios y venerados a nivel global, probablemente ni se enterarán de que, en Argentina, alguien los declara 'enemigos de la derecha'.
Y aunque algunos propongan dejar de consumir sus películas, no hay indicios de que eso logre el impacto esperado.
Los seguidores de Bolsonaro en Brasil también 'están en una' similar.
ARTISTAS DE HOLLYWOOD DEBEN ESTAR TEMBLANDO
Es irónico observar la energía que invierten en esta cruzada. Los mismos que en Twitter exigen “cancelar” a actores consagrados desde hace décadas parecen pensar que su campaña tiene alguna chance de afectar la taquilla de Hollywood.
Es como si, en un juego de roles invertidos, estos libertarios argentinos asumieran que tienen la misma influencia que los fandoms norteamericanos que cancelan artistas del trap.
Solo que, en este caso, los actores de Hollywood que los incomodan ya llevan décadas en la cima de sus carreras y difícilmente verán sus fortunas y fama menguar por un hashtag perdido en el ciberespacio del Río de la Plata.
La exaltación no solo se limita a las estrellas del cine. Cantantes como Taylor Swift, otra voz crítica del movimiento trumpista, también son señalados en esta cruzada.
Pero por supuesto, el fenómeno se percibe más como una mueca de resentimiento antes que una amenaza real para las carreras de estos artistas.
Con cada tuit, los libertarios de Milei celebran el triunfo de Trump como si la política global estuviera alineándose a su visión. Sin embargo, la escena internacional les juega una mala pasada: en Brasil, México, Chile, Uruguay y otros países, la marea progresista sigue vigente, sin mencionar Europa, donde los movimientos de derecha también tienen que enfrentarse a una oposición progresista fuerte.
VEN A MILEI Y A TRUMP COMO IGUALES
Así, mientras la euforia de estos militantes digitales crece, la realidad muestra un panorama bastante menos épico.
Y desde alguna calle del Gran Buenos Aires, tuitean con la convicción de que en su batalla han logrado algo grande.
Pero, desde la distancia, el contraste entre el alcance de sus palabras y la magnitud del “imperio” de Hollywood no hace más que dejar en claro que estos libertarios, lejos de vencer a algún villano, se enfrentan, una vez más, a sus propios molinos de viento.
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