La serie española “La cocinera de Castamar“, producida por Atresmedia, está basada en la novela de Fernando J. Múñez y se desarrolla en la Madrid de 1720, donde una joven prodigiosa en la cocina capta la atención de un viudo perteneciente a la aristocracia. Esta serie se ha convertido en el tercer contenido más visto de Netflix a nivel mundial.
En Latinoamérica la serie ha sido más vista que en su país de origen, incluso en Argentina, donde permanece en el top ten de la grilla.
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Protagonizada por Michelle Jenner, Roberto Enríquez y Hugo Silva, la temporada está completa en Netflix, con 12 capítulos y si bien no hay otro libro de Núñez para darle continuidad, Netflix podría responder a la demanda de los seguidores y proponer una segunda temporada. Estamos a la espera de novedades.
“La cocinera de Castamar” fue creada por Tatiana Rodríguez y nominada a cuatro premios Iris, incluidos a mejor serie de ficción, actriz (Michelle Jenner) y actor (Roberto Enríquez) y, como adelantábamos se ha posicionado como la tercera más vista del planeta detrás de Virgin River y Sexo/Vida.
¿De qué se trata el libro de Fernando J. Múñez?
Te compartimos la sinopsis de esta novela de época:
Clara, una joven caída en desgracia, sufre de agorafobia desde que perdió a su padre de forma repentina. Gracias a su prodigiosa cocina logra acceder al ducado de Castamar como oficial, trastocando con su llegada el apático mundo de don Diego, el duque. Este, desde que perdió a su esposa en un accidente, vive aislado en su gran mansión rodeado del servicio. Clara descubrirá pronto que la calma que rodea la hacienda es el preludio de una tormenta devastadora cuyo centro será Castamar, su señor y ella misma.
En este libro, el autor, dueño una prosa delicada, presenta una serie de personajes que irán tejiendo amores, venganzas, traiciones, intrigas, mentiras, amores y secretos…
Al igual que en la novela de Muñez, en la serie de Netflix la protagonista es Clara Belmonte, la hija de un médico ilustrado muerto en la guerra. Luego de ese hecho trágico, la joven tuvo que buscar alternativas para escapar a la pobreza en la que quedó sumergida luego de la muerte de su padre.
Clara, además de ser una joven culta y educada, tiene un don especial: hace magia en la cocina y convierte cualquier receta en un manjar. Y sus buenas referencias posibilitaron que fuera contratada como oficial de cocina en la gran casa del duque de Castamar, don Diego. Diego es viudo desde hace diez años, y sigue llorando a su esposa fallecida en un accidente.
Para subir el ánimo del Duque, en el Palacio organizan una fiesta y por determinadas circunstancias Clara debe hacerse cargo del banquete. Y, por supuesto, sorprende a todos los invitados por la calidad de sus platos. En ese contexto, Clara y Diego se descubren, y allí comienza una difícil historia de amor, en la que desde el inicio existirán limitaciones por la diferencia de clases, entre otras cosas.
¿El libro cuenta una historia real?
Fernando J. Múñez, autor del libro “La cocinera de Castamar”, cuenta, en diálogo con lectoradetot.com que el libro no relata una historia real, “aunque sí hay concomitancias entre el personaje de Clara Belmonte y personajes históricos. Por ejemplo, Clara no desea casarse pues no quiere perder su independencia a la sombra de un marido y de hacerlo sabe que debe encontrar alguien que comprenda su espíritu emancipado. En esos siglos, y también después, existieron mujeres que pensaron de esa manera o parecida, véase Marie de Gournay o Jean Austen, o la propia Mary Wollstonecraft, que aunque se casó, tuvo una vida alejada de lo convencional para el XVIII.”
Múñez estuvo cuatro años trabajando en “La cocinera de Castamar” antes de publicarla, y luego Antena 3 se interesó por la historia: “Es una compilación de historias de amor que reflexiona sobre los prejuicios, el racismo, el clasismo y cuánto hemos cambiado respecto al siglo XVIII. Y la serie mantiene la esencia de mi novela”, dice Fernando J. Múñez.
Además, el autor ejerció la tarea de ser el coproductor ejecutivo de la serie de Netflix, gracias a sus conocimientos audiovisuales (se crió en la productora de spots de su padre). “Mostré mi preocupación sobre el uso la luz, decorados, paleta de colores del vestuario y que el formato fuera muy cinematográfico. Con los guionistas puse en común cosas sobre personajes, mi investigación histórica previa… y a partir de ahí, les di libertad creativa. Es su obra”.
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