Usar o no "naftas premium": El debate sobre un combustible que alimenta motores y egos
Cargar naftas Premium no siempre mejora el rendimiento del auto, pero sí el ego del conductor. ¿Marketing o una necesidad real para los motores argentinos?
En las estaciones de servicio bonaerenses y de todo el país, hay una escena que se repite: un conductor se detiene frente al surtidor y, con gesto solemne, pide “Premium, por favor”. Para muchos, llenar el tanque con naftas Premium es más que una decisión técnica, es casi una declaración de principios.
Y, como suele suceder en nuestro acervo cultural confrontativo, la cuestión no está exenta de debate. ¿Realmente vale la pena gastar más en el combustible más caro? ¿O se trata simplemente de alimentar una necesidad aspiracional que muchos argentinos proyectan en sus autos?
TE PUEDE INTERESAR
Marketing "premium" que mueve motores (y egos)
Las campañas publicitarias de combustibles Premium, como Infinia de YPF o V-Power de Shell, están diseñadas para seducir. Prometen un motor “más limpio”, mejor rendimiento y mayor cuidado, casi como si ofrecieran juventud eterna para los vehículos.
Sin embargo, no todos los autos necesitan estos beneficios. En realidad, el combustible Premium está diseñado para motores de alta compresión, habituales en autos modernos o de alta gama, que requieren octanajes superiores para evitar problemas como la detonación prematura, que puede dañar el motor.
Pero para los autos promedio, especialmente aquellos de hace 10 o 20 años, la Súper es más que suficiente. De hecho, en términos técnicos, la Súper actual supera ampliamente los estándares de calidad de los combustibles de décadas pasadas.
La ilusión del “mejor andar”
Sin embargo, las estaciones de servicio suelen ser testigos de un fenómeno particular: personas cargando Premium en autos que claramente no lo necesitan. ¿La razón? El “mejor andar” no siempre se traduce en un motor más eficiente, sino en un conductor que siente que está haciendo lo mejor por su vehículo (y, por extensión, por su estatus).
Este combustible más caro se convierte en una suerte de símbolo de ese status: el reflejo de que uno puede permitirse lo “mejor” para su coche, aunque ese auto sea un modelo de hace 15 años diseñado para otro tipo de combustible.
Un gasto innecesario, pero satisfactorio
La diferencia de precio entre la Premium y la Súper puede ser significativa, y en el contexto económico actual, ese gasto adicional no es menor.
Aun así, para muchos, el costo extra vale la pena. No importa si el auto es un Corsa 2005 o un Toyota Corolla 2023; para quien lo puede hacer, llenar el tanque con Premium genera una satisfacción difícil de explicar.
Es la versión moderna del orgullo que sentían nuestros ancestros cuando sus autos brillaban como espejos, como si el combustible pudiera añadir valor simbólico al vehículo.
¿Marketing o aspiraciones?
El debate no está solo en las estaciones de servicio, sino también en las redes sociales.
Muchos usuarios señalan que cargar Premium, cuando no es necesario, es producto de una estrategia de marketing que explota la obsesión por el consumo aspiracional.
Otros defienden la decisión argumentando que "siempre es mejor prevenir" o que, simplemente, les gusta pensar que están cuidando más a su auto.
En el fondo, el tanque lleno de Premium es, muchas veces, más un reflejo del conductor que del auto. Es el combustible que mueve no solo el motor, sino también el ego. ¿Es necesario? Probablemente no. ¿Es argentino? Definitivamente sí.
TE PUEDE INTERESAR
LO MÁS LEÍDO
Últimas noticias