En un nuevo episodio que ya no sorprende a la comunidad eclesiástica, el ex arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, compartió su perspectiva sobre la reciente destitución de Monseñor Gabriel Mestre por parte del Papa Francisco.
En su artículo al que tituló “Rarezas eclesiásticas”, publicado por el histórico periódico de tinte conservador “La Prensa“, Aguer reflexiona sobre lo que él considera decisiones inusuales y poco transparentes dentro del Vaticano.
Aguer comienza su análisis con una crítica velada a la ausencia del Papa en Argentina, su país natal, desde su elección. Esta situación la califica como “rara”, especialmente en comparación con sus predecesores que visitaron sus países de origen poco después de asumir el papado.
NO CREE QUE EL PAPA FRANCISCO VISITE EL PAIS
La posibilidad de una visita futura es recibida con escepticismo por Aguer, quien sugiere que el Papa está consciente de la recepción mixta que podría tener.
“Es una rareza que el Papa sea argentino, lo es también el hecho que en más de una década no haya tenido la inquietud de visitar su patria de origen“, escribió.
“El Papa comentó que está en sus planes viajar a la Argentina ya sea a fines de noviembre o a comienzos de 2025. De acuerdo con el viejo refrán piensa mal y acertarás, me atrevo a pensar que no va a venir, y esbozo una razón: él sabe que no le va a ir muy bien. Puedo equivocarme, naturalmente, pero esta opinión mía responde a un conocimiento de Jorge Bergoglio que tiene 46 años“, indica un resentido Aguer en su artículo de opinión.
El foco principal del artículo es la salida abrupta de Mestre del Arzobispado de La Plata. Aguer cuestiona la falta de detalles en el anuncio del Vaticano y sugiere que la renuncia fue forzada, una acción que describe (sin miramientos) como un “despido”.
“La verdad es que el Papa le pidió la renuncia; dicho groseramente: lo echó“, son los duros términos elegidos por el ex arzobispo platense para describir la situación.
HÉCTOR AGUER, EL ENEMIGO ÍNTIMO
La noticia según él indica causó consternación entre los sacerdotes de La Plata, quienes habían “soportado” el mandato anterior de Víctor Manuel Fernández, amigo cercano del Papa y ahora cardenal.
Aguer defiende la labor de Mestre durante su corto período como arzobispo, insinuando que su enfoque contrastaba con la gestión de Fernández.
“En poco más de ocho meses, Mestre se perfilaba como un Arzobispo que iba a emprender lo que (Tucho) Fernández no hizo. Sé de lo que hablo: durante dos décadas fui Arzobispo de La Plata. La mirada que arrojo sobre el caso, no es solamente eclesiástica, sino también política“, subraya Aguer, enemistado eclesial e ideológicamente a Jorge Bergoglio desde sus épocas de “colegas” obispos.
La carta de renuncia de Mestre, descrita como ‘sincera y sentida’, es presentada como evidencia de su integridad y obediencia, a pesar de las circunstancias adversas.
El ex arzobispo también aborda la cultura de discreción del Vaticano, que suele dar lugar a especulaciones sobre las razones detrás de tales decisiones, ya sean financieras o sexuales. Aguer expresa su deseo de claridad y transparencia, resaltando que los obispos, como sucesores de los apóstoles, merecen un trato digno y respetuoso.
“Me gustaría saber si el Cardenal Fernández, que como dije es amigo del Pontífice, ha tenido algo que ver en este asunto disparatado. Los obispos son Sucesores de los Apóstoles, no se los puede tratar como a chicos de colegio. “La Verdad nos hace libres”; tiene razón el ahora ex Arzobispo (por Mestre). Roma se ha argentinizado, para desgracia de los argentinos, y ofusca la libertad, que es un don de Dios“, afirma un lapidario Aguer.
SU DEFENSA A GABRIEL MESTRE
Finalmente, Aguer hace un llamado a una paternidad sincera dentro de la Iglesia, comparando la relación entre Pedro y Pablo con la situación actual. Subraya la necesidad de una explicación a los fieles y sacerdotes de La Plata, enfatizando que la verdad y la libertad son dones divinos que deben ser preservados.
El artículo concluye con un reconocimiento a la trayectoria de Mestre, su preparación y su lema episcopal, “Jesucristo es nuestra Paz”. A pesar de las “rarezas” y la arbitrariedad, Aguer destaca la actitud pacífica de Mestre ante su destitución, aunque cuestiona si aquellos responsables de las decisiones pueden disfrutar de la misma paz.
“Nos ha dado un buen ejemplo al aceptar en paz la arbitrariedad. Pero los autores de las rarezas no creo que puedan disfrutar de esa Paz“, finaliza en alusión al jefe máximo de la Iglesia Católica en todo el mundo: Su detestado Papa Francisco, quien para él siempre será Jorge Bergoglio.


