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CRONICA

Los “otros” bonaerenses: Bamba Leye, hecho en Senegal

Nació en Dakar y llegó al país hace seis años. En medio de la crisis, opina que “muchos la están pasando mal” y que el Gobierno debería “mirar más a la gente humilde”. Además, considera que a los argentinos les hace falta “solidaridad”. Una mirada sobre los “manteros” y el “Pata” Medina.

Textos: Julián Pilatti / Fotos: Ariel Martínez

Una larga fila de trabajadores espera a que se lleguen las cuatro de la tarde detrás de un molinete. Entre ellos destaca, por el color de su piel, Bamba Leye, un hombre senegalés que vino a la Argentina en diciembre de 2013 con el sueño de conseguir un trabajo y ayudar a su familia.

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Desde entonces, comenzó como casi todos sus hermanos de sangre: vendiendo ropa y mercadería en las calles céntricas de La Plata, haciéndose lugar entre los reconocidos “manteros”. Eso hasta que consiguió formar parte de la planta de Ternium, una empresa metalúrgica del grupo Techint.

Luego de marcar la tarjeta, Bamba sale saludando con una sonrisa ancha y estrechando varias manos, revelando la contrastante palidez de las palmas de sus manos.

En diálogo con INFOCIELO, cuenta cómo se vive la crisis siendo un migrante. Con un castellano claro, al que sólo le patinan algunas erres, opina sobre el gobierno de Macri y sobre la polémica por el traslado de los manteros en la ciudad. También deja testimonio respecto de su firme convicción de que el ex titular de la UOCRA, Juan Pablo “Pata” Medina, se encuentra injustamente detenido.

-¿Cómo es ser migrante en la Argentina?

-Migrar no es fácil, porque te vas de tu país y siempre hay gente mala, hay gente buena. En cada lugar que estés podés sufrir cosas duras. Vine para poder laburar y ayudar a mi familia. Senegal es un país como cualquiera, pero nosotros estamos acostumbrados a irnos para poder progresar. Allá no tenemos ayuda de ningún gobierno, asi que tuve que salir a luchar.

Bamba acepta que es un “referente” dentro de la comunidad senegalesa de La Plata, pero a su vez considera que no le gusta ese papel. “Es porque sé hablar mejor que otros”, admite, modesto, mientras el viento que viene del río comienza a juntar algunas nubes sobre su cabeza.

Desde que entró a Techint, no pasa tantas horas en la calle como lo hacía cuando era mantero, sin embargo eso no le hizo perder contacto con su gente, a quien llama “sus hermanos”.

-La crisis golpea fuerte en estos días, ¿cómo afecta principalmente a los migrantes?

-Afecta a todos. Lo que pasa es que hay que bancársela. La gente eligió poner este gobierno pensando en si podía hacer progresar al país. Pero fue al revés.

-¿Por qué al revés?

-Porque en un país tiene que gobernar la gente que tiene un poco de corazón. Que mira un poco para abajo, para la gente humilde. La gente en este país, muchos no están bien. Falta esa mirada en este gobierno.

Como muchos argentinos, Bamba asegura que “los políticos” deberían “entrar a los barrios” y percibir el estado de creciente desigualdad y pobreza. “Vi mucha gente, madres que sufren con sus hijos. Eso deberían pensarlo por lo menos”, asegura.

-¿La pobreza en Argentina es comparable con la de Senegal?

-Es… comparable. Allá por lo menos nos ayudamos entre nosotros. Acá no pasa eso. Si yo estoy bien y vos estás mal, no importa. Falta solidaridad, mucha.

-¿Qué te parece la propuesta del gobierno municipal de trasladar todos los manteros a un predio?

-A mí no me parece bien. Porque si vos querés ayudar, tenés que ayudar para que la gente salga adelante.

En su análisis, Bamba da a entender que la ubicación en donde funcionaría ese centro de comerciantes podría ser desfavorable por la “poca cantidad de personas” que se puedan acercar.

Sucede que el municipio que conduce Julio Garro (Cambiemos) está ideando trasladar a todos los vendedores ambulantes que se desempeñan en el centro platense, hacia un predio ubicado en el barrio aledaño al Cementerio, en 80 y 134. El lugar tendrá espacio para unos 800 vendedores y contará con estacionamiento y patio gastronómico. Sin embargo, los manteros parecen estar en desacuerdo y podrían resistir a la medida.

“Si nosotros vamos a estar ahí, cagándonos de hambre todo el día, eso no lo vamos a aceptar”, manifiesta Bamba, haciendo gala de los modismos de un argentino.

La situación entre la comuna y los manteros se mantiene en una particular tensión luego del desalojo forzoso de parte de la policía el pasado 12 de diciembre, en el que resultaron detenidos cinco miembros de la comunidad senegalesa. Entre ellos, Bamba.

DEL OTRO LADO DEL RÍO, SENEGAL

Ante un cielo cada vez más encapotado, Bamba exhibe en un rincón de su buzo gris un pequeño estampado con el rostro de Juan Pablo “Pata” Medina, líder sindical de la UOCRA y detenido desde hace casi un año. Bamba cree que Medina es en realidad un nuevo “preso político”. “Es una persona que me ha ayudado mucho en todos estos años”, lo describe.

Ya cerca de la puerta de entrada a la planta -ubicada en la Avenida Almirante Brown de Punta Lara, Ensenada- Bamba se relaja y cuenta que está en pareja con una mujer jujeña y que también tiene un hijo de tres años.

Su rostro se ilumina al hablar de ellos, mientras la costa del río de La Plata se asoma en el horizonte. A miles de kilómetros está su hogar de origen.

A punto de ser un ciudadano argentino con todos los papeles en regla, sueña con volver a visitar a sus familiares de Senegal.

“Esperemos que dentro de muy pronto pueda estar allá”, se ilusiona. Es que Bamba no ve a sus padres y varios hermanos desde que aterrizó en estas tierras, hace ya casi seis años.

Desde entonces, su trabajo diario en la calle y la suerte de ingresar a un trabajo más seguro le dio una estabilidad inédita para su condición de extranjero. Algo que, desde las sencillas frases de Bamba, parece desear para el resto de su comunidad.

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