La verdad sobre las monedas de 1 peso que dicen "Provingias"
Muchos se ilusionaron esta semana cuando encontraron en sus casas alguna moneda de 1 peso con la palabra "Provingias" (del Río de La Plata) en lugar de "Provincias". Es que hubo un aluvión de publicaciones en las que figuraban a precios exorbitantes, que iban desde los 15.000 hasta los 50.000 pesos en plataformas como Mercado Libre.
Sin embargo, la emoción duró poco: especialistas en la materia salieron a aclarar que no tienen el valor por el que se las estás vendiendo, ya que no se trata de una "rareza", sino que existen cerca de 36 millones de ejemplares con ese error ortográfico.
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"La moneda de 1 peso error provín'G'ias no vale mucho mas que un peso. Por favor, no comprar esas monedas con el afán de revenderlas porque van a ser estafados", escribieron en la cuenta oficial de Twitter de Numismática Argentina.
En Facebook, coleccionistas y aficionados también se encargaron de aclarar la situación. "Es lo mismo que pasó con los billetes de Evita serie U, si el error no hubiera sido tan común, ahora estarían valiendo de 2000 a 4000 pesos máximo", explicó un integrante del grupo "Venta de monedas antiguas y raras", que cuenta con más de 10.000 miembros.
"Otra comparación podrían ser los toritos descentrados, hay tantos, que su valor es escaso, lo que da valor es la rareza y la dificultad con que se encuentra dicho error", agregó el usuario.
"Vean el lado positivo... muchos más se interesaran por las monedas", reflexionó otra de las personas que participa del grupo, mientras que una tercera se quejó: "Cuando te tomás el trabajo y el tiempo de explicarles que la información que circula no es correcta, te lo discuten o te tratan de estafador".
La historia de la moneda de 1 peso fallada
Las monedas de un peso que desataron la oleada de consultas fueron acuñadas en los años 90 en Inglaterra y el error fue detectado una vez que una cantidad significativa ya había llegado a los bancos. Por esta razón, parte del cargamento se puso igualmente en circulación.
El resto, sin embargo, fue atesorado en las bóvedas del Banco Central para su posterior destrucción. Hasta que en el 2011 la situación cambió, cuando la población comenzó a manifestar dificultades al momento de pagar sus viajes en colectivo.
“La economía adoleció el faltante de monedas en circulación y esto generó un incordio entre los ciudadanos que aún las requerían por ser el medio excluyente de pago en transportes públicos", explica en el libro Errores de acuñación en la moneda nacional (1881-2016) el especialista Ariel Dabbah.
"Ante esta situación, el Banco Central, decidió poner en circulación el resto de la partida de aquellas monedas que aún se atesoraban en las bóvedas de la institución esperando destino de destrucción”, añade.
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