

Eva Leiva es una vecina de Tolosa que sufrió la inundación del 2 de abril de 2013. Más de un metro de agua ingresó en su casa durante la peor noche de su vida.
El 2 de abril de 2013, cerca de las 19:00 horas, Eva y su familia entraban a la ciudad de La Plata luego de disfrutar un viaje por el fin de semana largo. El cielo estaba negro y diluviaba muy fuerte. Pese al clima desarmaron los bolsos y se acomodaron para descansar, sin imaginar que en el lapso de algunas horas más de un metro de agua entraría en su casa y los haría pasar una de las peores noches de su vida.
Eva Leiva es integrante de la Asamblea Inundados Tolosa y una de las vecinas afectadas en la inundación de La Plata que ocurrió hace diez años atrás. Pero en 2013, tal como contó a Infocielo, solo era una "madre y ama de casa que no hacía otra cosa que vivir en un termo dentro de mi hogar".
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En aquel entonces los feriados de Semana Santa y el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas se juntaron y dieron un fin de semana XXL: del jueves 28 de marzo al martes 2 de abril. Eva aprovechó a viajar a Corrientes a visitar a toda su familia, pero nunca pensó que el final de unos días hermosos iba a ser el más oscuro de todos.
"A eso de las 23:00 horas mi suegra nos llama que se le estaba entrando agua por las rejillas. Mi esposo se fue con su madre y yo me quedé con mis hijas. Pero al rato empezó a entrar a mi casa, por las rejillas también", explica la vecina de Tolosa. El agua era negra, mezcla del aceite de los coches que se encontraban en la calle, los desagües y la basura.
No se imaginaban la magnitud, tampoco sabían qué hacer. Dice que pensaban que era algo pasajero: "Nosotros queríamos tapar las rejillas pero después empezó a entrar por el portón, la puerta y no podíamos taparlo. Cortamos la luz y nos quedamos en la oscuridad total".
Cuando tu propia casa se convierte en una zona de peligro, el primer impulso es salir hacia afuera. Pero el 2 de abril de 2013, en Tolosa y otras zonas de La Plata, el exterior era mucho peor. "Era una cosa de locos, calle 7 era un torrente impresionante. El agua venía de 7 y 32 hacia el Arroyo del Gato. Ahí veías pasar cada cosa, no vi personas pero si animales, utensilios de cocina, de todo", sostuvo.
El shock que causaba la situación y las ganas de ayudar hizo que Eva salga de su casa hacia la vereda: "vi que había bolsas de basura, así que salí para levantarlas y ponerlas en la canasta para que no se tape el desaguadero. Era tanta el agua que me llevaba y me agarre de una columna. Como pude entré a mi casa y no salí mas. Pero actuábamos así porque no sabíamos nada, nadie nos decía nada".
Esa noche nadie durmió y, en plena avenida, la vecina de Tolosa miraba desde su balcón de la planta alta cómo el agua arrasaba con su barrio. "Le gritaba a la gente que entre, para que el que ande por la calle venga a mi casa que estábamos bien", manifesta y cuenta que una de las personas que pudieron rescatar fue a su vecina, la cual salió de su hogar pidiendo ayuda con una caja en sus manos.
Eva le dio ropa limpia, una cama calentita y le secó la caja que traía consigo. "Le dije 'llévese la cajita, no deje sus joyas acá'. Y ella me dijo 'No son joyas, es Mario'. Eran las cenizas del marido. Ella trajo su marido con ella, por suerte la logramos salvar", explica Eva con lágrimas en los ojos y agrega que esa noche "Vi la muerte de cerca, pasó por la puerta de mi casa. Nosotros vivimos la injusticia, el abandono, lo peor".
—¿Cuál fue el momento que más te impactó?
—Cuando vi pasar a mi vecina muerta en el gomón de otro vecino que esa noche salvó a más de 100 personas. Lo vi en el amanecer del 3 de abril.
El 3 de abril bajó el agua y el retrato de las calles platenses generaba tristeza y desolación. "Éramos muertos vivos", asegura la integrante de la Asamblea Inundados Tolosa a Infocielo y agrega: "Éramos una mugre. Todos los vecinos estábamos en la calle sacando nuestras cosas. Ahí me agarro el dolor de la injusticia, desde ese momento ya no vivo en un termo. Recién ahí me di cuenta la magnitud de lo que vivíamos".
De la planta de abajo de su casa, la familia Leiva perdió todo. El hogar que habían armado a lo largo de los años quedó vacío, con las paredes mojadas y sucias que marcaban el metro y 10 centímetros de agua que entró en la zona de calle 7 y 525.
"Yo poco amo a lo material. Me gusta porque quiero estar cómoda pero en ese momento no me importó. En ese sentido no hay nada que me duela, porque yo no perdí a nadie de mi familia ni a mis perritos", expresa Eva y aclara: "hoy lucho por gente que no conozco".
A lo largo de los días y poco a poco recuperaron cosas básicas del hogar: una mesa, una cocina y una heladera. Lo hicieron gracias a compañeros de trabajo de su marido, quienes le regalaron un sobre con el dinero que pudieron juntar entre todos. "Nadie del Gobierno nos dio una mano, ni un vaso de agua", sentencia y asegura que sin los amigos y la familia hubiera sido muy difícil salir adelante.
En esos días oscuros Eva encontró una luz, algo positivo en medio de tanta tristeza: la organización vecinal. "Yo en mi casa cumplía todos los mandatos y a partir de el 2 de abril esa Eva despertó y salió la luchadora", sostiene y agrega: "me llena de orgullo, me llena el alma. Yo vengo de una madre luchadora, algo de ella saqué".
Así fue cuando nació la Asamblea Inundados Tolosa, que en aquel momento reunía a muchos vecinos de la zona. En la actualidad son unos cuantos menos pero a lo largo de estos diez años cuenta que lograron "cosas pequeñas pero muy importantes" como aprender que La Plata "es una ciudad que se inunda desde su fundación y que con el cambio climático va a ser peor".
"En la asamblea luchamos por corredores seguros, para tener alerta temprana, para saber dónde refugiarnos y dónde están las zonas altas o qué hacer si estamos en la calle. Nosotros no pedimos que nos bajen la luna, pedimos que salven la vida de nuestros vecinos", manifiesta.
"Nosotros los platenses sabemos perfectamente que esa noche nos abandonaron, nos dejaron solos. Por eso murieron mas de 87 personas", explica Eva y finaliza: "Sabemos que va a volver a pasar. A mi me preocupan mis hijas, mis sobrinos, los jóvenes que vienen a estudiar y no conocen la ciudad. Ni si quiera nosotros la conocemos".
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