La primera dama argentina Fabiola Yañez fue a Chaco para participar de la firma de un convenio mediante el cual se realizarán perforaciones en el Paraje Pampa Cejas para acceder a agua potable. Además, realizó una entrega de donaciones en una escuela rural de la zona. Pero esa actividad tan beneficiosa para la población chaqueña no fue suficiente para los odiadores de las redes.
Esta vez volvieron a ensañarse con ella, en lo que ya parece un deporte nacional, especialmente practicado por adherentes a Juntos por el Cambio cuyos perfiles tienen nombres y fotos de fantasía.
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Las cuentas que colocan la bandera argentina, el emoji del bracito musculoso y el número 41%, convirtieron en tendencia a la Primera Dama a raíz de su indumentaria y de que hubiera utilizado un helicóptero para movilizarse en la provincia que gobierna Jorge Capitanich.
La saña y la sincronizacion con la que se expresan estos posteos dan la impresión de estar coordinados en una campaña tendiente a deteriorar la imagen de la Primera Dama y por tanto atacar al Presidente de la República.
En esta oportunidad hacían hincapié en la vestimenta, el barbijo, el helicóptero y las fotos con niños sacadas a Fabiola Yañez.
Los mensajes burlones venían acompañados por fotografías de emperatrices europeas, bailarinas de carnaval o vestidos exóticos de novias, comparándolas a la pareja de Alberto Fernández.
No es nuevo en la historia argentina que desde un mismo sector ideológico se ataque a mujeres pertenecientes al partido justicialista. En las diferentes épocas y adecuándose a las tecnologías en uso en cada tiempo, desde Eva Perón, pasando por Isabel, y llegando a la ex Presidenta y actual Vicepresidenta Cristina Fernández, las mujeres peronistas fueron defenestradas con insultos y agravios ligados a discriminación y hasta racismo.
Fabiola Yañez hace un par de días inició acciones legales contra el gigante informático Google por hacerse eco de estos insultos e incluirlos en lo que llaman Panel de Conocimiento, con términos ofensivos e hirientes que parecieran buscar instalar un sentido común en la población para denostarla.
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