

En todo el mundo, pero particularmente en Francia, de lo único que se habla es del "racismo argentino". Un ataúd quemado con la cara de Mbappé y otros hechos
La selección de Francia denunció que varios de sus jugadores fueron víctimas de agresiones colmadas de racismo en redes sociales después de perder la final del Mundial Qatar 2022 ante Argentina, y un gran sector de la comunidad internacional se plegó a esta prédica tras observar las manifestaciones populares del martes en donde hubo hechos aislados que le dan la razón.
Sin embargo en nuestro país se minimizan esas acusaciones y se quiere explicar que es parte del "humor bromista", ácido y a veces "negro", de la población.
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Si se observan las imágenes viralizadas de Emiliano "Dibu" Martínez portando un bebé con la cara de Killian Mbappé como haciéndole "upa", o la tapa de un ataúd incendiada por hinchas, también con el rostro del delantero de la selección de Francia y el PSG, como "celebrando" su cumpleaños, podría presumirse que quienes señalan a los argentinos como cargados de racismo tienen razón, aunque desde aquí se responda que eso mismo haríamos con cualquier otro jugador sin importar el color de su piel.
También se argumenta que en el "infame guión de la final" todo futbolista que se hubiese colocado tan a la perfección en el rol del "villano de la película", haciendo 3 goles en los 120 minutos y convirtiendo su penal en la definición, sumado a las declaraciones previas denigrantes hacia el fútbol sudamericano, una vez con el resultado puesto, se convertiría en sujeto de cargadas y burlas más allá de su origen, raza o color.
Y la prueba palmaria de esa negación a ligar las burlas a Mbappé con el racismo podrían fundarse en lo acontecido con el holandés Wout Weghorst, rubio y perteneciente a la típica imagen histórica europea, quien marcara ambas anotaciones para Países Bajos en los cuartos de final, que también terminó quedando en el imaginario de los argentinos como el "bobo" de la película gracias a la respuesta (en caliente) de Lionel Messi a sus bravuconadas durante el encuentro.
Francia, justamente, es un país acusado desde siempre de xenofobia. Sus representantes políticos más racistas en sus discursos quedan cada año mejor posicionados en los resultados de las elecciones, y es casi un milagro que Marine Le Pen (quizás la política más enarboladora de un discurso pletórico de racismo), no sea aún la representante nacional en el palacio del Elíseo.
En el exterior nadie comprende que el argentino promedio crea que decir "negro o africano" a alguien pueda ser sólo un calificativo descriptivo sin carga de prejuicio. De hecho, aquel canto pre comienzo del Mundial que justamente se la tomaba con los jugadores franceses por ser supuestamente africanos, es hoy repetido 'en loop' en Francia, para subrayar ese componente de racismo en la sociedad argentina a la que apuntan como "heredera del nazismo" por toda la propaganda que indica que este país sudamericano fue "el destino" de los alemanes seguidores de Hitler tras la derrota en la Segunda Guerra mundial.
La prensa internacional, y sobre todo la francesa, reaccionó de un modo verdaderamente enfurecido al ver los festejos desafiantes y plagados de alusiones a jugadores de esa selección, preguntándose en particular cual es el motivo de "dedicar" el triunfo a sus rivales y no enfocarse en la alegría propia de la obtención de la Copa del Mundo, en lugar de subrayar el origen racial o étnico de los componentes de ese plantel.
En un restaurante de París la reacción a los hechos que catalogan como de racismo en Argentina, y que fueron viralizados en redes sociales, fue colocar una camiseta del PSG con el número 30 y el apellido Messi, como felpudo para limpiarse la suciedad de los pies antes de ingresar al establecimiento gastronómico.
El diario francés Le Parisien se preguntó en un título "¿Por qué los jugadores argentinos son tan detestables?", aludiendo a las malas actitudes reiteradas al ganar los partidos durante el Mundial.
Sin aludir específicamente al racismo, ese periódico explica a través de ex jugadores argentinos en Francia y analistas que conocen la idiosincrasia de los futbolistas de nuestro país: "Existe este deseo de ganar y de humillar incluso al oponente. Es una cultura futbolística tan poderosa. Se exacerba el culto a la victoria. Francia puede vivir sin ser campeona del mundo. En Argentina habría sido una verdadera tragedia nacional”, dice Fabien Archambault, especialista en cultura deportiva en Argentina.
“Está ligado a la importancia del fútbol, elemento inseparable de su identidad como país. Por lo tanto, terminamos creando oposiciones binarias. Ganar o morir. Todo es bueno para denostar al oponente. Los argentinos no sienten que van demasiado lejos, porque así viven el fútbol en el día a día”, explica.
Volviendo sobre el eje del racismo, no fueron pocos los influencers franceses que profundizaron (a veces con errores groseros de información) acerca de los orígenes de la sociedad argentina en su relación con la esclavitud africana, que ya fuera objeto de un artículo en el Washington Post durante el torneo mundialista cuando se preguntaba por qué nuestra selección no tiene jugadores negros.
"Argentina pasó en pocas décadas de un 30% de habitantes negros a menos del 1%. Te explicamos este genocidio “discursivo” casi único en el mundo", propone en un extenso video el sitio "loopsider".
"Comentarios racistas y gestos obscenos, ¿por qué los argentinos echan a perder su título mundial?", se pregunta el periódico "Europe1", repasando las imágenes de los diferentes sucesos tras la obtención del título.
Entre ellos citan al Kun Agüero, presente en el vestuario luego del partido final y registrado con la frase "cabeza de porong.. " al referirse al mediocampista Camavinga.
Las respuestas como reacción a lo que desde fuera se ve como expresión absoluta e indubitable de racismo argentino, es también simbólicamente violenta desde lo discursivo y en el plano artístico con, por ejemplo, el humor gráfico que se ha despachado sin miramientos contra los jugadores argentinos y le pueden incluso hacer pagar una factura elevada a Lionel Messi a su retorno a París, a pesar de que él no haya tenido expresiones inapropiadas hacia ningún colega francés. Diferente lo del Dibu, hoy por hoy el jugador más odiado en tierras galas.
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