

El J/24 es un tipo de embarcación a vela. Y, como no podía ser de otra manera, hay 5 argentinos que navegan a Grecia para participar del campeonato mundial.
El J/24 es un monotipo de embarcación a vela de quilla fija. Actualmente hay 100 flotas activas en casi 40 países: si los números no fallan, una de ellas debería ser Tata Patagonia. Así, un sueño en forma de proyecto amateur pero alcanzable comienza a ser real para un grupo de 5 argentinos que en las últimas horas navegarán Grecia para representar a Argentina en un campeonato mundial. Te invitamos a conocerlos.
“El proyecto nació como una idea durante la pandemia, cuando Pepe Irusta, un gran navegante del lago, nos abrió la posibilidad de comprar su barco, el TATA”, cuentan en diálogo exclusivo con Infocielo mientras se preparan para participar de la 2023 J/24 World Championship que comienza este sábado 9 de septiembre en el Nautical Club of Thessaloniki de la ciudad griega Tesalónica.
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El Campeonato Mundial de la Categoría J24 se realiza todos los años, con variación constante de la sede de acuerdo a dónde lo decide la Asociación Internacional de tal categoría: “Si bien existen muchas categorías en el mundo, algunas son más relevantes y competitivas que otras. J24 se trata de una con mucha trayectoria a lo largo del tiempo con más de 5500 barcos alrededor del mundo, es lo que llamamos un "barco de clase", esto quiere decir que todos los barcos deben ser idénticos en forma y velas”, explican consultados sobre cuál es el propósito de tal competición.
El comienzo de esta aventura se remonta a lo que hoy se podría definir como una condición espacio-temporal olvidable, sin embargo es lo que permitió a sus protagonistas hacer foco en el proceso de iniciar una experiencia profesional con una Patagonia deslumbrante y serena como escenario. Curiosamente, de la totalidad del equipo también hay un ADN bonaerense presente con coordenadas en La Plata y San Isidro.
“Tras una temporada con buenos resultados, decidimos pensar un proyecto a largo plazo con el objetivo de armar un equipo con una marcada identidad Patagónica, mostrándonos a nosotros mismos que la Patagonia puede ser una cuna de buenos navegantes y buscando generar más oportunidades para los chicos que hoy están empezando a navegar en el lago, tal como nosotros lo hicimos algunos años atrás”, sostienen.
Para los amantes de datos y buenas historias, cabe mencionarles que el J/24 es una embarcación que fue diseñada por Rod Johnstone y su hermano Bob en 1976. En losprimeros veinte años fabricaron más de 5.200 unidades en su astillero J/Boats, convirtiéndo la clase en la segunda más grande del mundo, detrás de la clase Star.
Según la información técnica, en regata la tripulación de J/24 está compuesta por cinco personas. En el caso de Tata Patagonia son Ramiro Clemente (Bariloche), Valentin Campero (San Isidro), Pedro Meroni (La Plata), Dinko Bertoncelj (Bariloche) y Juan Pablo Manoni (Buenos Aires). Si bien son quienes hoy ponen el cuerpo, afirman no ser los únicos en haber hecho posible llegar hasta donde están: “También consideramos que el Tata Patagonia incluye a muchos otros amigos y compañeros de la náutica que han pasado por el barco y, si bien hoy no navegan, colaboran activamente y apoyan el proyecto”.
“El mundo de la vela requiere ser metódico y disciplinado”, comparten desde Tata Patagonia. Según cuentan, constantemente dependen, en primera instancia, de sus capacidades, como así también del buen funcionamiento del barco y sus sistemas. Datos no menores son las diferentes sorpresas que puede tener la meteorología: “Hay que estar siempre preparado para escenarios diferentes, que si bien pueden parecerse nunca van a repetirse”.
La vela en general y especialmente en la Patagonia, locación que ha visto consolidar a este grupo de navegantes, además de ser una competencia contra los rivales es una competencia contra el medio: las condiciones suelen ser bastante ásperas y el frío y el viento “no perdonan”.
“En los barcos de tripulación como el nuestro es fundamental una buena sinergía dentro del equipo para que todos puedan cumplir con sus tareas asignadas para que el barco rinda lo mejor posible. Esto es, que vaya en la dirección requerida, lo más rápido posible, aprovechando al máximo la fuerza del viento”, relatan en diálogo con Infocielo. En paralelo, también se encargan de contar sobre estos requerimientos en la cuenta de Instagram @tataj24, espacio en donde comparten momentos fundamentales de su travesía actual.
Si de sinergia se trata, ellos saben perfectamente cómo funcionar arriba del barco: “Hay 5 posiciones marcadas, cada una con un determinado grupo de responsabilidades, pero todas interconectadas entre sí”.
Una de las cosas que inciden más en un barco es la disposición de los pesos a bordo, hay pesos que son fijos o del barco y otros que son dinámicos como el peso de la tripulación. “El peso ideal para la categoría J24 es de 400kg sumados entre todos los tripulantes, por lo que ese fue uno de nuestros mayores desafíos de cara a este mundial”, revelan al mismo tiempo que confiesan que este aspecto marcaba su punto más débil.
“Nuestros pesos estaban muy lejos del peso ideal, como unos 50 kilos por debajo. Así que hubo un gran trabajo de preparación física y alimentación durante los últimos 6 meses para poder aumentar de peso y llegar competitivos al mundial”.
La logística es otro aspecto que consideran complejo: como ser, un velero como el empleado por Tata Patagonia tiene casi 8 metros de largo y pesa 1200 kg, transportándose en un trailer cuyas dimensiones son verdaderamente gigantes.
“Nosotros decidimos alquilar un barco acá en Europa, ya que era muchísimo más económico y traer todo lo que era transportable en avión, es decir: velas, cabos (sogas) y todo el hardware (equipamiento del barco) dividido en varios equipajes deportivos. Claro está que cuando uno alquila no encuentra el barco en las condiciones que quiere así que los primeros tres días en Grecia fueron netamente dedicados a instalar todas nuestras cosas y reparar o cambiar los sistemas que no considerábamos buenos para tener un barco competitivo cuando inicie el mundial”, cuentan.
“Tenemos en claro que un Mundial es una montaña muy grande de escalar, y que seguramente tenga varias etapas intermedias (una campaña de este tipo se proyecta a 5 o 6 años), así que somos realistas y el verdadero desafío es contra nosotros mismos, confiando en que es parte de un proceso”, responden ante la pregunta sobre sensaciones que afloran a horas de participar en una experiencia semejante.
No creen tener cábalas, más bien trasladan el mayor peso de los resultados al esfuerzo y la disciplina: “Somos muy metódicos con los horarios y las tareas dentro del equipo desde que nos levantamos hasta que nos acostamos, cosas que fuimos aprendiendo a lo largo de los años en otros equipos y tratamos de implementar en el nuestro... Algo que sí siempre hacemos como cábala mientras vamos al campo de regatas ya con el barco 100% preparado es escuchar una canción ( Down Under - The working Men ) para motivarnos y relajarnos antes de la competición”.
La elección de tal canción tiene un sentido: se trata del himno del equipo australiano durante la Copa América -la meca de la competencia a vela- en el año 1983, cuando lograron ganar trofeo por primera vez en su historia luego de 132 años de dominio estadounidense.
Esta es la primera competencia mundial de TATA Patagonia, pero en el plan de sus protagonistas ya figura el Campeonato Mundial en el Lago Nahuel Huapi que se llevará a cabo en 2026. Por si acaso será el mismo año en el que Argentina volverá a medirse en una Copa Mundial de la FIFA. ¿Coincidencias?
Tata Patagonia no será el único equipo argentino presente en 2023 J/24 World Championship: allí también se dará cita Cordoba Sailing Team, un equipo con acento cordobés.
Por su parte, para “el Tata” va a ser el primer mundial, aunque tanto Ramiro, Valentín, Pedro, Dinko y Juan Pablo ya han participado de diversos mundiales y competencias internacionales, ya sea formando parte de otros equipos o proyectos de alto nivel.
Ramiro Clemente: Nacido en Bariloche, este joven de 28 años empezó a navegar con tan solo 5 en el Club Náutico Bariloche (CNB) por incentivo de sus padres. Allí fue creciendo como velerista, participando en diferentes categorías, entre ellas J 24. Según cuenta, siempre le interesó la educación y compartir su conocimiento náutico: a los 18 fue a Córdoba a estudiar arquitectura, mientras trabajaba en el 400 Yatch Club Cordoba como instructor de vela. Mientras tanto, tuvo la posibilidad de ir a Palermo, Italia, para colaborar en un club náutico durante 3 años. Tras esa experiencia, decidió volver a Bariloche, y junto con el CNB comenzar un proyecto de escuela de vela a largo plazo, buscando fomentar el desarrollo de la actividad en la Patagonia.
Es el Timonel del equipo, quien lleva el timón del barco y setea la vela mayor, buscando que el barco navegue siempre a la mayor velocidad posible en la dirección correcta.
Valentin Campero: Nació en San Isidro, pero a sus 5 años su familia se mudo a Villa La angostura. Con 27 años, Valentin tiene su origen también en una familia de navegantes por lo que comenzó a navegar desde muy pequeño, compitiendo en diferentes categorías a medida que fue creciendo. Tras terminar el secundario se mudó a Buenos Aires, donde actualmente reside, para estudiar Ingeniería Industrial. Aún así, la Patagonia tiró más y todas las temporadas de verano volvió al Nahuel Huapi para ser instructor en diferentes escuelas de vela.
En el equipo se desempeña como Trimmer de Genoa: su posición es análoga a la de Pedro, resolviendo en mayor medida cuando el barco navega con vientos de frente -o en ceñida hablando técnicamente-.
Pedro Meroni: Nació en La Plata, ciudad donde desde los 5 años comenzó a navegar en el Club de Regatas La Plata. Compitió en diferentes categorías hasta que a los 20 años junto a su hermano fueron a navegar por el mundo, recorriendo más de 30.000 millas, casi una vuelta al mundo. A los 25 volvió a La Plata, pero por un cambio de vida eligió mudarse a Bariloche. Allí incursionó en el Club Náutico Bariloche, comenzó a navegar por el Nahuel Huapi y conoció a Anabella, su actual esposa y junto a quien son padres de Vito y Marco de 8 y 6 años.
En el equipo es el Trimmer de Spinnaker, encargado de buscar el máximo rendimiento de las velas usadas para vientos francos, es decir vientos a favor del barco, buscando también la mayor velocidad posible ajustando constantemente las velas según la condición del viento.
Dinko Bertoncelj: Con 20 años, es el más joven del equipo Tata. Nació en Bariloche y a los 9 años empezó a navegar en el Yacht Club Bariloche, compitiendo en categorías juveniles y teniendo muy buenos resultados a nivel Patagónico en la categoría ILCA. Además de navegar, es instructor de ski en el Cerro Catedral durante el invierno. Se considera un apasionado de los deportes al aire libre y actualmente estudia el profesorado de educación física en su ciudad.
Es el Táctico de este equipo, su trabajo es estudiar la cancha de regatas y analizar sus condiciones climáticas. Arriba del barco indica dónde hay que ir y qué conviene hacer para superar a los rivales. Además colabora con el proel cuando es necesario para alguna maniobra.
Juan Pablo Manoni: Nació en Buenos Aires, donde estudió el profesorado de educación física. Desde los 20 a los 35 años se dedicó a la escalada del alto rendimiento tanto alpina como deportiva, alcanzando metas como el Half dome en Yosemite, Cochamó en la Patagonia Chilena y el Chaltén en Argentina, entre otros hitos. Con 47 años, hace relativamente poco -unos 7 años- conoció el mundo de la vela, donde se metió de lleno armando Sailing Tour Patagonia, una empresa especializada en mostrar nuestro lago navegando a vela y garantizando una buena experiencia para los visitantes.
Es el proel del equipo -situado más cerca de la proa-, encargado de garantizar agilidad y claridad en las maniobras. Su entendimiento del funcionamiento de todas las velas es fundamental en el equipo, así como su destreza física que le permite rendir siempre al 100%.
Tata Patagonia se destaca por ser un proyecto amateur: ninguno de los participantes lucra con esto y, si bien han conseguido algunos sponsors, financiar esta iniciativa resulta un esfuerzo muy grande. “Para alentar o apoyar pueden hacerlo principalmente desde nuestras redes donde iremos actualizando los resultados y novedades de nuestro viaje. Esto también nos ayuda a mejorar el impacto como proyecto, sea deportivo como social y conseguir apoyo para seguir llevándolo adelante”, concluyen.
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