Como tantas otras personas, Pablo Viudez (38) recibió un duro golpe en 2020, cuando le comunicaron, en medio de la crisis desatada por la pandemia de coronavirus, que ya no podrían pagarle el sueldo en el restaurante en el que trabajaba como chef. Desempleado y obligado a cumplir con las estrictas medidas de aislamiento que regían en aquel momento, empezó a elaborar alfajores caseros en su casa, en el partido bonaerense de Hurlingham, sin saber que estaba iniciando el emprendimiento que se convertiría en su nuevo trabajo.
“Al principio no fue pensado como una salida laboral. En pleno aburrimiento me puse a hacer alfajores porque me gustaba”, comenta a INFOCIELO Viudez, quien empezó a elaborar inicialmente alfajores de maicena y luego siguió con los clásicos de dulce de leche y los de chocolate.
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Los primeros en probarlos fueron su madre y su hermano, que quedaron encantados y lo alentaron a que hiciera más para vender. Poco tiempo después, Pablo ya tenía una incipiente clientela conformada por familiares, amigos y vecinos del barrio.
El cocinero cuenta que durante 2020 el proyecto seguía en una etapa amateur y que “no tenía nombre, ni el packaging hecho y era todo muy local”, aunque al año siguiente la cosa cambió. “Al ver que tenía buena aceptación y que podía dar para más, en 2021 le puse la marca, hice un Instagram, cambié el packaging y amplié las zonas de entrega”.
El nacimiento de Técnica Alfajores
En ese momento nació oficialmente Técnica Alfajores, que ya por su nombre buscaba diferenciarse del resto de otros negocios de repostería: mientras que muchos emprendedores de este rubro eligen nombres edulcorados para sus proyectos, como “Dulce encanto”, “Pedacito de cielo” o “Delicias con amor”, el chef de Hurlingham optó por una opción mucho más abstracta.
“El nombre hace referencia a lo que es la técnica que empleamos los cocineros y los pasteleros para cocinar, dejando de lado ese precepto marketinero y tonto de la cocina con amor”, explica Viudez y sostiene: “Si no tenés la técnica, con amor no podés llegar a ningún lado. Mi eslogan es ‘Yo cocino con técnica pura y dura, el amor dejalo de lado para tu familia’”
En esa búsqueda de diferenciación surgió la idea de diversificar los gustos y de ofrecer a los clientes alfajores con sabores amigables para el paladar, pero que no son habituales en este tipo de golosina, como el de lemon pie, el de sambayón o el de cheese cake, entre otros.
“Como esas modificaciones tenían buena aceptación y bastante repercusión, me empecé a animar un poquito más y creé un alfajor de roquefort, que lo probé, me gustó y le dí para adelante”, indica el cocinero de 38 años.
Una obsesión por los sabores
Al de Roquefort le siguieron otros tantos sabores “locos”, como el de aceite de oliva, el de fernet, el de mate, el de albahaca y el de picante. En total, el fundador de Técnica desarrolló más de 100 recetas distintas que sorprenden a cualquiera por su originalidad.
“Las locuras que se me ocurren generalmente aparecen cuando salgo a correr y tengo la mente en blanco. Cada idea que surge la anoto y trato de probarla en algún momento”, afirma Viudez, quien estrenó hace pocos días su última creación: el alfajor de yogurt.
Tampoco faltan las sugerencias de sus clientes, quienes escriben a la cuenta de Instagram de la marca, que supera los 13 mil seguidores, para pedir que elaboren un alfajor de un sabor específico y, por lo general, extravagante.
Según el chef, que se encarga íntegramente de todo el proyecto —desde la elaboración de los alfajores hasta el trato con proveedores y la moderación de las redes sociales— “lo más importante en la gastronomía es siempre el sabor” y ese aspecto es el que más intenta cuidar de su emprendimiento, junto con “la calidad de la materia prima y la técnica que se utiliza para llegar a ese resultado”.
Los alfajores de Técnica tienen un precio de entre 130 y 160 pesos por unidad, y pueden conseguirse en el Gran Buenos Aires y en Capital Federal, enviando un mensaje a las redes sociales de la marca o bien a través de Whatsapp escribiendo al 1158437489.
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